ARGENTINA (Especial) – Lo hemos dicho más de una vez: el tema no es darse a conocer, sino cómo. Y Uber, para poner el pie en la Argentina, a sabiendas de la guerra declarada del poderoso gremio de los taxistas, no tuvo mejor estrategia que primero anunciarlo, luego regularlo.
Pero claro, ya no es lo mismo regular un servicio con tanto impacto ya que la presión hará su trabajo por su cuenta.
La aplicación móvil de choferes particulares que realizan viajes privados para pasajeros dice que vienen a ofrecer una propuesta diferente a lo ya establecido, que no son una competencia del transporte público, sino que es un complemento del sistema actual. Y por este motivo, apela su estrategia audaz de lanzar su servicio, lograr una adopción masiva y luego sentarse a negociar cómo pueden ser las normas que regulen su funcionamiento.
No es casual, en Nueva York ya hay más choferes de Uber que taxistas.
«Acá lo que quieren es desregular todo el sistema, y no vamos a permitir el funcionamiento de Uber bajo ningún concepto», dijo Omar Viviani, titular del gremio de conductores de taxis de la Ciudad de Buenos Aires, en declaraciones radiales, donde agregó que la firma arrastra conflictos en Francia y en varias partes de Europa, la ausencia de un seguro para el pasajero y la ilegalidad del servicio, que no se ajusta a los códigos de tránsito de las ciudades. Sin embargo, Uber mantiene sus operaciones en el Viejo Continente y en 400 ciudades en todo el mundo.
Desde noviembre del año pasado, tanto Uber como las autoridades del Gobierno de la Ciudad mantuvieron conversaciones junto a otros organismos para avanzar sobre la posible implementación de este servicio. «Buscamos trabajar de forma conjunta para encontrar la manera de adecuar algunas de las normas existentes para que sean consistentes con el modelo Uber, pero no encontramos la velocidad necesaria para generar esos cambios en tiempo para el lanzamiento», dijo Soledad Rodríguez Lago, gerente de Comunicación de Uber para el Cono Sur.
Por este motivo, la estrategia de Uber apunta a tener un avance más agresivo para el despliegue del servicio en todo el mundo. «Es esperable que los tiempos de la innovación no sean los mismos que los de las autoridades o la legislación . Ahora esperamos que, con el servicio funcionando y una realidad concreta del impacto positivo que podemos ofrecer, continuaremos dialogando con todos ellos para hacer las modificaciones necesarias en el futuro», agregó Rodríguez Lago.
Tanto desde el lado de Uber como desde los sindicatos de los taxistas, el tema está instalado. Sin embargo, no hubo precisiones de parte de las autoridades. Al ser consultados por este tema, desde el Ministerio de Transporte de la Nación dijeron que es un tema que corresponde a la Secretaría de Transporte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que no realizaron declaraciones al respecto.
La guerra recién comienza, pero hay algo que es clave: la batalla contra el paso del tiempo está perdida.
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