ARGENTINA (Redacción) – No todo brilla en Silicon Valley. La semana pasada conocíamos como Elizabeth Holmes, la fundadora de Theranos, ha perdido toda su fortuna valorada en 4.500 millones de dólares. Su compañía de análisis de sangre a través de su sistema Edison, que supuestamente permitía realizar pruebas con tan sólo una gota de sangre tras una simple punción en un pulgar, ha resultado ser un fiasco a ojos de los reguladores de la Administración de Fármacos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés).
Theranos, que llegó a convertirse en un unicornio mimado con un valor aproximado de 9.000 millones de dólares, se ha visto obligada a anular los resultados de sus pruebas sanguíneas de los últimos dos años y ha roto su relación con la cadena de farmacias Walgreens, a quien ofrecía algunos servicios en estados como Arizona. Una situación que comenzó a desenmascarar el Wall Street Journal a través de una serie de artículos que culminaron con la intervención de los reguladores y el desplome de la compañía.
El caso de Theranos se ha convertido en la punta del iceberg de una oleada de represalias legales contra algunas de las startups con mayor repercusión en los últimos años que han visto como sus valuaciones se han desinflado tras los problemas regulatorios y fraudes que se han cocinado en la trastienda de algunas compañías. Una situación fomentada por la falta de transparencia sobre las cuentas y operaciones de muchas startups que consiguen suculentas rondas de financiación sin tener que rendir cuentas con algunos supervisores, como la Comisión de Mercados y Valores de EEUU (SEC, por sus siglas en inglés).
Otro ejemplo importante es el de Zenefits, una startup que llegó a estar valorada en 4.000 millones de dólares, sufrió un terremoto a comienzos de año cuando la compañía, especializada en software en la nube para empresas con especial atención en seguros médicos, fue investigada por los reguladores que destaparon importantes taras en su modelo de negocio. La falta de supervisión en su negocio provocó la salida de su co-fundador, Parker Conrad.
Otra de las startups que se han visto asediadas por investigaciones y cuyas operaciones se han visto cuestionadas por la industria es Hampton Creek, una compañía tecnológica centrada en alimentación cuya misión es revolucionar la comida eliminando productos procedentes de animales. Su mayonesa sin huevo causó furor en Costco, Whole Foods y Walmart pero tras las presiones de productores de mayonesa convencional, como Hellmann´s, la FDA consideró que el uso de la palabra «mayo» y la imagen de un huevo en sus frascos podría ser engañosa para los consumidores. Hampton Creek alcanzó un acuerdo con los reguladores para cambiar la forma en que promocionaba su producto.
Por último, compañías como DraftKings y Fanduel también han sufrido tras los escándalos que han asediado a estas compañías de apuestas online conocidas como «ligas fantásticas» y que desataron investigaciones por parte del fiscal general de Nueva York así como por el Departamento del Justicia y el FBI.
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