BUENOS AIRES (Redacción) – Emprender en la Argentina, de por sí, no es sencillo. Menos lo fue este año, con la tormenta que azotó a la economía local. Así abre el análisis para Apertura Andrés Engler.
HolaEmi, un asistente de selección de personal que utiliza inteligencia artificial, eligió 2018 para relanzar su modelo de negocios. “Nos probamos en un contexto desfavorable porque se contrata menos y, también, se invierte menos en el área de reclutamiento y selección”, narra Mateo Cavasotto, cofundador y CEO. Afirma que, pese al contexto, aumenta 40% sus ingresos de manera mensual. “El último mes fue en el que más crecimos. Y, a la vez, fue el peor mes del año. Buscamos servir a otros mercados para crecer y no depender de los ciclos argentinos”, explica.
En 2017, y después de fondearse con fondos propios, 123Seguro -comparador de pólizas para autos- recibió u$s 3 millones. Por un lado, dice Martín Ferrari (fundador y CEO), la devaluación le generó “una ventaja a nivel costo”, ya que la compañía tiene el 90% de su operación en la Argentina (también opera en Colombia y gestiona una licencia para llegar a otro país).
No obstante, aclara: “La facturación en dólares se ve afectada”. La gran cuestión por estos días, informa, es chequear que los clientes no queden infrasegurados, por los aumentos de los precios de los autos.
Tienda Nube, compañía que ofrece soluciones de e-Commerce para empresas, posee mitad de sus ingresos en Brasil (donde se llama Nuvem Shop) y la otra, en la Argentina. “La estrategia de la empresa no cambia, a pesar de la devaluación”, dice Santiago Sosa, cofundador y CEO. Hace semanas, comenzó a notar una “desaceleración” en la velocidad de crecimiento. En 2017, la compañía dejó de reportar a sus inversores en moneda local. Ahora, lo hace en volúmenes, lo cual facilitó el análisis del negocio. “Lo hicimos impulsados por la situación argentina”, explica.
Los emprendedores no son los únicos que lidian con el día a día. “Estamos esperando a ver cómo termina de pasar esta turbulencia”, afirma Antonio Peña, fundador y managing partner de Overboost, una company builder y aceleradora, que posee más de 20 proyectos en su portafolio y que trabajó con grandes empresas, como Warner Music o TIGO. El inversor entiende que este tiempo puede ser interesante para que emprendedores argentinos busquen proveer proyectos a las firmas de grandes tamaños, que, ante esta situación, pueden tender a tercerizarlos. “Es una etapa de mirar un poco para afuera. Países como Paraguay, Bolivia o Perú empiezan a ser interesantes”, considera.
Cristobal Perdomo, emprendedor de Jaguar Ventures –uno de los tres fondos de venture capital que el Gobierno eligió para financiar proyectos en conjunto–, destaca que los emprendedores en estado temprano que hoy buscan fondos serán afectados por la situación. Por otra parte, observa que, para inversores extranjeros, es un buen momento para llegar al país. “Rinde mucho más. También, a nivel equipo es mucho más fácil ejecutar ahora que cuando la gente se quiere ir por algo mejor”, explica. Transacciones, clientes o tráficos, agrega, son números posibles para presentar a inversores ante la caída de la facturación.
Hernán Vecchioni es director de Nero 53, compañía de cuatro años que produce y vende fernet. Con este contexto, empezó a buscar alternativas para mantener el negocio: abrió N53 Fernet Bar, en 2017, y comenzó a exportar. Ya realizó envíos a Bolivia y Uruguay. “Nos ayudó a sostenernos”, dice.
Junto a su socio, Julio Laurenza, Matías Badano consiguió este año u$s 25.000 de inversores ángeles para Nanotica, una compañía que desarrolla tecnología de nanoencapsulación para hacer más eficientes a los pesticidas y fertilizantes. “Logramos levantar capital en plena crisis”, destaca.
No fue el caso de Mobbex, una startup que permite aceptar plásticos en el celular o la computadora. Inició operación en 2017 y, este año, salió a buscar u$s 300.000 al mercado. “Es muy difícil conseguir capital en la Argentina. Las incubadoras preguntan cuánto ganará el proyecto en seis meses. Y, en seed round, uno no estará ganando. Muchas veces, los inversores ángeles son cortoplacistas”, afirma Atilio Cerban, cofundador del proyecto.