BUENOS AIRES – Uno de los negocios más antiguos que perduran en la Argentina es el de la compra y venta de autos. Este rubro, a su vez, se divide en otras ramas: venta de coches 0km, compra venta de usados y planes de ahorro. De todo este entramado, históricamente se conocen todo tipo de denuncias, quejas y supuestas estafas principalmente entre la venta de autos salidos de fábrica.
Específicamente sobre este punto es que se está transitando un tiempo clave para el futuro del negocio. No, no hablamos de la crisis en el sector, las bajas ventas o los impuestos, hablamos de un cambio radical, y la mejor manera es graficarlo con el siguiente ejemplo: los incontrolables gastos al momento de retirar un auto 0km, entre ellos, la patente, los formularios, el flete y el acarreo.
Hablamos de sumas de dinero cada vez más siderales, que nadie controla y que quedan a merced de lo que decida cada concesionaria sin defensa alguna del cliente. Siendo más concreto aún, el acarreo es una cifra que impone la concesionaria cero kilómetro por trasladar el auto comprado desde donde esté (la fábrica, un playón, o a la vuelta de la agencia) hasta la concesionario donde se hará entrega de la unidad.
Ese simple servicio puede ser cotizado entre 50 y 100 mil pesos sin que haya chances de negociarlo. Quien quisiera “retirar” por su cuenta la unidad, es denegada por completo. Pero todo esto ya tiene fecha de vencimiento. Es más, lo que hasta hace poco en el negocio automotriz era un rumor, hoy el proceso ya está en marcha: van a desaparecer las concesionarias de autos 0KM.
¿Por qué motivo? Ante el avance de la tecnología, los nuevos hábitos de costumbre y los usos que aplica el hombre a la vida diaria, es que las automotrices más conocidas del mundo analizan modificar el modelo de negocio y que la fábrica le venda directo el auto al potencial comprador. En lugar de existir un intermediario como las concesionarias, se estudia localizar “puntos de venta” donde una persona pase, se siente en una pantalla, elija su auto con sus variedades, prestaciones y funcionalidades, pacte el precio y retirar la unidad por la fábrica.
Así, la relación pasará a ser directa entre fabricante y consumidor. De hecho, Audi ya está cerrando concesionarias oficiales para colocar puntos de venta. Allí, quien lo visite podrá encontrar uno o dos autos en exposición, y luego varias butacas con pantallas y un asesor que lo guiará al momento de elegir el modelo indicado con sus prestaciones correspondientes.
Es decir, el cliente directamente “indicará cómo quiere su auto, desde el color, hasta el grado de confort y seguridad”, se guardará el “diseño”, se hará el pedido a la fábrica y ésta avisará cuando esté listo para ser retirado. Claro, habrá menos mano de obra sin vendedores ni puestos administrativos, aunque eso será motivo de otra discusión.