BUENOS AIRES.- Vivir más no es sinónimo de mejor o de buen envejecimiento. Uno de los temas que más preocupa, a medida que avanza la edad, es el de la pérdida de memoria, que ha sido reconocido como un acompañamiento de la vejez. Dificultades para recordar el nombre de alguien conocido recientemente o el contenido de una lista de víveres son experiencias por las que pueden pasar todas las personas, a medida que se convierten en mayores. Sin embargo, existe una diferencia entre la dificultad y la imposibilidad para recordar.
El deterioro cognitivo es un proceso silencioso y lento que afecta a personas en una franja de edad de la cual existe la falsa creencia de pensar «es normal que se olvide». Si bien algunos olvidos son aceptables con el paso de los años, es necesario desmentir la idea de que las fallas de memoria, la falta de atención, la dificultad para seguir el hilo de una conversación y otras manifestaciones similares son sólo consecuencia de los años y no síntomas precoces de compromiso cerebral.
Memoria y cerebro
Respecto al deterioro cognitivo, cuyo síntoma más frecuente es el trastorno de memoria, es el resultado de diversos factores. «No es lo mismo en todos los individuos porque depende de tres factores en juego que son clave. El primero de ellos es la ‘reserva cerebral’ que consiste en todo nuestro sistema, cómo está organizado y preparado nuestro cerebro que, a su vez, depende de dos cuestiones», indicó el doctor Raúl Arizaga, médico neurólogo.
En los dos primeros años de vida, lo que se denomina realmente reserva cerebral, depende de qué pasó durante los meses del embarazo, la nutrición de la madre, la alimentación en los dos primeros años y la estimulación que recibió el niño durante ese período. «Todo eso da un cerebro terminado, lo que se llama la inteligencia cristalizada que sería algo así como ‘las cartas que recibimos cuando empieza el juego'», detalló el especialista.
Hoy, gracias al excelente cuidado del Gobierno porteño y al enrejado de los parques y plazas, el mantenimiento de los espacios verdes es óptimo, por eso es muy recomendable acercarse a las plazas y parques porteños grandes como el Avellaneda, en Parque Avellaneda, el Centenario y el Chacabuco, a caminar, trotar y distener al cuerpo en espacios verdes y oxigenados.