BUENOS AIRES (Redacción) – La nueva reglamentación del financiamiento colectivo es el capítulo que quedaba sin regular dentro de la Ley del Emprendedor, aspecto clave para financiar los nuevos negocios. Con esto, los emprendedores contarán con una nueva herramienta para conseguir financiación a través de plataformas de crowdfunding, las cuales deben ser registradas en la Comisión Nacional de Valores (CNV).
Referentes del sector aseguran que es una iniciativa positiva para potenciar la creación de nuevas empresas, pero también hay dudas sobre su implementación y algunas críticas frente a los requisitos que deben cumplir las firmas que quieran inscribirse en el registro de la CNV para funcionar como plataformas. De hecho, hay muchas dudas sobre a quiénes se les privilegiará el financiamiento tan deseado.
«El capítulo de crowdfunding era el único que faltaba reglamentar. Esto es diferente al financiamiento colectivo tradicional, no es una pre-venta o una donación. Estás vendiendo un porcentaje de tu compañía como una mini Bolsa de Valores», destacó Manuel Tanoira, de la Asociación de Emprendedores de Argentina (Asea), quien agregó que «no es sólo una herramienta para una idea de negocios, lo que lo convierte en muy interesante para las compañías que ya tienen inversor o están en una aceleradora. Hoy todo emprendedor tiene un grupo de conocidos o gente que los sigue en las redes sociales que lo quieren ayudar. Antes, ponían dinero pero sin un canal seguro».
Hasta el momento hay plataformas interesadas que podrían comenzar en poco tiempo, algunas formadas por ex banqueros y por aceleradoras. Uno de los requisitos es que se forme una nueva sociedad anónima, por lo tanto, las plataformas de crowdfunding ya existentes o las sociedades de Bolsa no pueden presentarse directamente.
Silvia Torres Carbonell, directora Ejecutiva del Centro Entrepreneurship del IAE Business School, aseguró que «puede ser muy positivo para el ecosistema emprendedor porque da la opción de levantar capital en forma atomizada con una pluralidad de inversores y con mayor transparencia en el proceso. Esto es solamente un gran primer paso, porque lo que hay que promover ahora es la cultura inversora, en inversores minoristas, no fondos ni inversores institucionales».