BUENOS AIRES (Redacción) – Se diría que el título es casi un calco de una de las tantas historias que dan vuelta al mundo, como la de Peter y Henry, dos venezolanos que escaparon del infierno generado por Nicolás Maduro para arribar al cielo argentino, puntualmente, en Villa Lugano, uno de los barrios más pobres de la Ciudad de Buenos Aires.
Con sus familias detrás y casi con lo puesto, estos dos hermanos comenzaron a trabajar en un local de comidas. Laboriosos, inteligentes, cultos, educados, ambos decidieron ir más allá y con la venia del jefe, propusieron cocinar lo que toda su vida comieron incansablemente, su producto más típico: las arepas.
Casi sin perder tiempo, con ayuda del jefe, compraron insumos, se pusieron a cocinar, y al poco tiempo muchos clientes ya saboreaban el gusto de esta mezcla de masa, carne, lechuga y otros agregados que dan lugar a un alimento que escapó de Venezuela en una de las crisis más importantes de la historia y ya está dando vueltas por barrios de Lugano, Mataderos, Floresta y Villa Luro.
Hoy, a diferencia de dos meses atrás, duermen en una pensión, sin sus familias y lejos de su gente, pero ya están trabajando, apuestan a emprender más y mejor, y disfrutan de poder crecer en un país como Argentina, donde trabaja el que quiere (¿?).