BUENOS AIRES (Redacción) – Al escuchar la palabra emprendedor, es posible que la mayoría de la gente la asocie con negocios o con éxito; sin embargo esta palabra o mejor dicho esta actitud es aplicable a cualquier persona, y en esta oportunidad deseo invitar a todos mis colegas docentes, coaches, padres, empresarios, gerentes, dirigentes, facilitadores, políticos, gobernantes, etcétera; a que asumamos la responsabilidad de Fomentar una Cultura Emprendedora en todas las personas que nos rodean, lo cual generará un efecto multiplicador positivo en la sociedad, basada en la construcción de ideas y obtención de mejores productos en beneficio de todos, que es el nuevo hombre exigido por nuestra sociedad.
El coaching, como herramienta poderosa para lograr cambios, cumple un papel innegable y tal vez hasta protagónico en esta tarea, ya que debemos aprovechar los recursos que nos brinda esta profesión para ayudar a otras profesiones u ocupantes de oficio en general, a que fomenten una Cultura Emprendedora en sus hijos, estudiantes, subordinados o grupos de escucha, y logremos que siempre exista una sana competencia en el debate de las ideas, en la generación de cambios, en la adaptación a las realidades sociales, en la innovación de nuevas formas de hacer las cosas, nuevos productos, describe el sitio NuevosEmprendedores.net . En fin, en la búsqueda de nuevas oportunidades que nos lleven a niveles más altos de calidad tanto como personas, productores y consumidores.
Las sociedades debemos ser más como las empresas, es decir tenemos a las empresas Líderes del Mercado y a las Empresas Seguidoras; que son las que copian las características de un producto y lo comercializan por lo general a un precio inferior que la que logró la innovación en el mercado; y en el tema que nos ocupa se cita textualmente lo publicado en Wikipedia acerca de la Cultura Emprendedora por parte de España:
“La ley española 14/2003, de apoyo a emprendedores, recoge que es objeto de la misma, entre otros, la cultura emprendedora. La cultura emprendedora es el conjunto de cualidades, conocimientos y habilidades necesarias que posee una persona, para gestionar un proyecto concreto o su rumbo profesional. La cultura emprendedora está ligada a la iniciativa y acción.
El tenerla, ayuda:
-Por un lado, a saber lanzar nuevos proyectos propios con autonomía, con capacidad de asumir riesgo, con responsabilidad, con intuición, con capacidad de proyección al exterior y con capacidad de reaccionar y resolver los problemas;
-Por otro lado, a saber llevar a cabo proyectos de otros con el mismo espíritu de innovación, responsabilidad y autonomía.
La falta de educación emprendedora (o educación en emprendimiento) es una de las causas de que no exista cultura emprendedora. Por lo que para promover el espíritu emprendedor, y de esta manera las actitudes, habilidades y, por lo tanto, dicha cultura emprendedora, se debe enseñar a emprender desde la educación primaria, que es lo que prevé la ley.
Se pueden fomentar determinadas competencias como: la capacidad de resolver problemas, de analizar, planificar, evaluar y tomar decisiones, de asumir responsabilidades, de cooperar, de trabajar en equipo, de comprometerse en nuevos papeles, de desarrollar la confianza en uno mismo, de aprender a pensar de modo crítico e independiente, de ser más creativo e innovador y con más iniciativa personal, de preparase para asumir y limitar el riesgo.”
Es en este último párrafo donde se condensan las razones vastas y necesarias para Fomentar una Cultura Emprendedora en nuestros jóvenes y hasta en nuestros adultos, porque nunca es tarde para la educación. Todos podemos aprender a desarrollar una visión creativa, crítica, analítica, y objetiva que conlleve a la planificación y desarrollo de estrategias y responsabilidades para asumir con éxito cualquier situación en nuestras vidas.
Todo lo expuesto anteriormente, nos permite concluir sobre siete razones fundamentales para Fomentar una Cultura Emprendedora en todos los niveles de la sociedad, sin distinción de edad ni ocupación:
-Formación de niños y adolescentes competitivos, creativos y perseverantes.
-Fomento de generaciones realmente orientadas al desarrollo de capacidades, habilidades y destrezas propias.
-Incentivo de una sana competencia basada en el debate de ideas y generación de productos de mayor calidad.
-Generación de una cultura basada en la proactividad y solución de las problemáticas existentes, y por consiguiente fulminación de las sociedades reactivas.
-Capacidad individual para asumir responsabilidades y retos tanto personales como profesionales.
-Consolidación de Proyectos con el capital intelectual de cada Nación.
-Redireccionamiento del enfoque y visión de los individuos, y generación de un pensamiento constructivo-positivista.
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