BUENOS AIRES (Redacción) – El Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires confirmó ayer que un joven de 21 años que vive en el sur porteño acaba de convertirse en el primer caso de dengue autóctono registrado en la ciudad desde que comenzó el año.
Sus síntomas empezaron el 13 de enero, consultó con el médico el 16 y, tras un análisis de sangre, el 17 se notificó el resultado positivo al sistema de vigilancia epidemiológica. Evolucionó favorablemente.
Las autoridades también informaron que desde principios de diciembre de 2016, «el seguimiento de las notificaciones realizadas por los médicos mostró que el sistema de vigilancia es sensible a la captación de casos febriles».
Según Ana María Bou Pérez , ministra de Salud porteña, «lo atípico del caso es que el joven no refiere haber viajado, cuando siempre los primeros casos son importados. Probablemente hubo antes un caso importado que fue asintomático o tuvo pocos síntomas, no consultó con el médico y de ese modo no pudo ser registrado por el sistema».
El primer paciente confirmado, agregó, fue seguido y tratado en el centro de salud más cercano a su domicilio.
Para la ministra, el panorama epidemiológico en la ciudad está mucho mejor que el año pasado, ya que en esta época de 2016 había 69 casos confirmados.
«Esta mejor situación puede deberse a muchos factores -destacó-. La circulación del dengue depende de las condiciones climáticas y el año pasado tuvimos El Niño, que trajo muchas lluvias. También hay que reconocer que tanto la población como el Estado están hablando fuertemente del tema y tenemos un programa específico que capacita sobre cómo hay que actuar para prevenirlo. Sabemos que va a haber casos, porque hay cuatro serotipos circulando, y también que en dengue los brotes aparecen cada cinco o siete años.»
Fuentes del Ministerio de Salud de la provincia informaron que en esa jurisdicción, si bien no hay casos confirmados se están evaluando casos sospechosos.
El dengue es una enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti, que puede presentar fiebre alta (sin resfrío), dolor detrás de los ojos, en los músculos y articulaciones, náuseas y vómitos, cansancio, sangrado de nariz y encías, y erupción en la piel.