BUENOS AIRES.- Las buenas noticias hay que darlas a conocer, siempre, porque informar lo es todo: sea malo, bueno, intransigente. Hace años que la ciudad de Buenos Aires apostó todo, o casi todo, a que esta capital sea un destino de estadía y no de paso, como histórica y anteriormente hacían los turistas cuando pasaban por Buenos Aires.
Fernando Straface, Secretario General y de Relaciones Internacionales de la Ciudad, compartió un texto sobre las iniciativas oficiales para que Buenos Aires siga sumando más valor.
«En las últimas décadas, viajar se convirtió en una aspiración que caracteriza a la creciente clase media global. Las Naciones Unidas estiman que el 20% de los turistas internacionales, casi 200 millones de viajeros, son jóvenes, que generan más de US$180 mil millones en ingresos anuales de turismo, un aumento de casi el 30% desde 2007.
El viaje es una experiencia cada vez más deseable y alcanzable para los jóvenes, de la mano de un sector que crece en todo el mundo. El turismo es el mayor empleador del planeta: 1 de cada 11 personas hoy trabaja en esta industria, según el World Travel & Tourism Council (WWTC).
El fenómeno es una oportunidad enorme para las ciudades: el legado del turismo es tanto económico como social y cultural. En 2017, Buenos Aires recibió 2,2 millones de visitantes, 3,7% más que en 2016, la tasa de crecimiento más alta desde 2011, lo que habla del potencial de nuestra metrópolis para consolidarse como destino en América Latina.
Al mismo tiempo, en 2017, 61 mil jóvenes de otros países eligieron la Ciudad para estudiar, con programas de intercambio, posgrados, maestrías o cursos cortos. La consultora británica Quackarelli Symonds destacó a Buenos Aires como la mejor ciudad de Iberoamérica para estudiar, por encima de las ciudades de España y Portugal. Buenos Aires pasó del puesto 42 al 26 a nivel global en este índice. El programa Study BA, que contempla convenios con 22 universidades, busca potenciar este fenómeno.
¿Por qué Buenos Aires atrae a los jóvenes? Los estudiantes valoran la alta calidad educativa –la Ciudad tiene al menos nueve universidades reconocidas en rankings internacionales– pero también la intensa vida cultural y nocturna. La riqueza cultural porteña va más allá de los estereotipos turísticos: nuestra diversidad es también un punto de atracción muy fuerte.
La movilidad de estudiantes internacionales es un atributo que distingue a las ciudades globales e impacta positivamente en las comunidades que los reciben. En el caso de Buenos Aires, dinamiza la producción y la circulación del conocimiento, y consolida a la ciudad como hub que genera y atrae talento.
Estas condiciones elevan el perfil de la ciudad y la posicionan como una de las favoritas para organizar eventos internacionales. Según la International Congress & Convention Association, en 2017 Buenos Aires fue sede de 131 eventos internacionales: fue la más elegida de América y quedó 11 a nivel global. Las reuniones internacionales, un segmento prioritario en la estrategia de turismo de cualquier ciudad, generaron ganancias por US$533 millones para la Ciudad el año pasado.
Por su cosmopolitismo, su potencial gastronómico y cultural y su riqueza en la diversidad, nuestra ciudad también puede incentivar segmentos de mayor gasto como el turismo de lujo, el LGBT y los viajes de reuniones y negocios. El plan estratégico de turismo que impulsa el gobierno nacional –que busca atraer 9 millones de turistas en 2020 y crear 300.000 empleos en el sector– y la llegada de las low cost a la Argentina son una oportunidad inmensa: no solo puede ser un punto de conexión hacia otros destinos de la Argentina, sino una protagonista de esta estrategia con su posicionamiento como destino global.
De acuerdo con el WTTC, el turismo, una industria intensiva en mano de obra, generará 1 de cada 5 nuevos puestos de trabajo en el mundo en los próximos años. La actividad, además, tiene un gran efecto multiplicador: cuando los visitantes gastan en transporte, compras y hotelería, esos sectores también invierten en publicidad, tecnología y mantenimiento, entre otras cuestiones.
El crecimiento del turismo es una oportunidad para Buenos Aires, porque se trata de un sector sostenible, motor del desarrollo económico, que impulsa el talento y el intercambio cultural. Cada turista que pasea por nuestras calles desencadena en nuestra ciudad una sucesión de beneficios que directa o indirectamente favorecen a todos».