BUENOS AIRES.- Es indudable que el balance del 2018 para las PyMEs ha sido absolutamente negativo. La caída de las ventas, producto del deterioro del mercado interno, ha ocasionado el cierre de muchos establecimientos y el achique de otros con un 40 % o 50 % de capacidad ociosa.
Esta recesión afectó también seriamente a muchos comercios, que en gran cantidad de casos cerraron sus puertas y en otros continúan la actividad con rentabilidad negativa. El incremento exponencial de las tarifas de luz y gas, también ha perjudicado la actividad PyME. El hecho de que los aumentos han multiplicado por 10 o por 15 a las tarifas que se pagaban anteriormente, han descolocado las finanzas de la actividad.
Asimismo, en rubros específicos como el calzado, juguete y una amplia gama de productos textiles, la invasión de los productos importados, especialmente de China, han ocasionado a estos sectores fuertes daños. La tasa de interés que utilizó el Banco Central para contener el dólar y que osciló entre el 73 % y 59 % y que en los hechos para las PyMEs tiene un costo del 80 % para descontar cheques, fue totalmente negativa para la actividad productiva en general, como lo demuestra la caída de la inversión.
El nivel de pobreza del 33 %, la desocupación que supera el 9 %, la caída de la producción industrial que excede el 5 % y el riesgo país que supera los 800 puntos, exime de mayores comentarios.
(*) Expresidente de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa.-
