BUENOS AIRES – La crisis económica tiene una gran cantidad de perjudicados que de no encontrar respiro en la asistencia del Estado o en alguna espalda financiera, deben sumarse a la extensa lista de persianas cerradas para siempre. Es el caso de pequeñas y medianas empresas que han marcado una época al menos para quienes hoy rondan los 40 años. Puede ser Bombucha, Mielcitas o Naranjú, apenas algunas de todas las que se encuentran en serios problemas.
La fábrica Cidal, ubicada en San Luis, cerrará definitivamente sus puertas debido a la fuerte deuda de salarios, quincenas y aporte que mantiene con sus empleados. Así, los más de 65 empleados, quienes se encargan de la producción de las bombitas Bombuchas, los globos Rondas y preservativos Exotic y Camaleón, perderán su puestos de trabajo.
La severa crisis financiera que azota a nuestro país en los últimos años se cargó a una nueva víctima: Cidal, la compañía que creó las Bombuchas, las clásicas bombitas de agua que divirtieron a miles de personas durante los veranos y los carnavales. La compañía, oriunda de Santa Fe y que comenzó a funcionar en 1953, elabora diferentes productos de latex.
Tiempo atrás se había decretado literalmente el fin de gran parte de la niñez de muchos: la fábrica que hacía las famosas Mielcitas y los Naranjú bajaba la persiana debido a la crisis económica que, como con tantas empresas, las llevó al punto irrevocable de desaparecer para siempre. Muchas de esas empresas también se llevan una gran parte de la historia de los que hoy son adultos pero tiempo atrás eran adolescentes identificados con muchos productos.
Dos de ellos eran las recordadas Mielcitas y en verano los Naranjú, una especie de jugo congelado en bolsitas de plástico. En julio, la empresa Suschen SA, la creadora de la histórica golosina infantil conocida como “Mielcita”, finalmente cerraba sus puertas dejando a 100 trabajadores sin trabajo y a sus familias sin el sustento diario. Esta fábrica se encuentra ubicada en el partido bonaerense de La Matanza.
La compañía alimenticia bajaba sus persianas luego de más de cuatro décadas de funcionamiento, 43 años para ser más específicos, en los que se dedicó a la producción de diversos tipos de golosinas. Además de la conocida “Mielcita”, fabricaba los jugos “Naranjú”, así como también tapas de alfajores, obleas y bizcochitos. Ahora, meses después, la fábrica se prepara para producir nuevamente ya que sus trabajadores decidieron reabrirla en formato de cooperativa. “Estamos en plena etapa de trámites, con la entrega de los últimos papeles para la conformación de la cooperativa”, señaló Silvia Ayala, elegida por sus compañeros como presidenta de la nueva entidad.