BUENOS AIRES – La guerra por seducir a los pequeños ahorristas, pese a todo lo que se hace, la gana el billete verde contra el peso argentino. Esto, pese al esfuerzo por elevar las tasas de interés que dan los plazos fijos en la Argentina a 30 días generados desde las plataformas de home banking. Con todo ello a cuestas, la gente al parecer prefiere tomar otra decisión.
Si bien durante varios meses de 2017 y 2018 el “carry trade” era la estrella del momento, hoy esa modalidad queda relegada por el riesgo político. Hasta la devaluación de agosto del año pasado, con un dólar medianamente estable, muchos invertían en Lebacs en pesos y con las altas tasas de interés que daban buena rentabilidad, se iban a comprar dólares. Con mucho timing, pasar de peso a dólar y viceversa, quien pudo hacerlo, logró sacar un buen margen de ganancias.
Hoy, el panorama es otro, aunque no tanto. Por un lado, los plazos fijos superiores a 100.000 pesos otorgan tasas de entre el 50 y el 53 por ciento anual, y por menos de esa cifra, un interés cercano al 48 por ciento según la entidad. Si bien son altas tasas, el pequeño ahorrista claramente apostó a esperar las elecciones presidenciales reservando moneda en dólares.
¿Por qué? La respuesta más simple es porque ante un escenario político tan sensible, nadie puede prever hacia dónde irá el país, si habrá eventos graves o cambios que disparen al dólar. Dicho esto, si uno abre un plazo fijo tendrá el dinero inmovilizado al menos durante 30 días sin poder disponer de él, es decir, son liquidez.
En cambio, de haber algún inconveniente o disparada del dólar, quienes lo tengan guardado bajo el colchón habrán tomado la mejor decisión. Por el contrario, lo que sí no para de crecer es el plazo fijo en pesos ajustable por CER/UVA, y en menor medida el mismo instrumento de inversión totalmente dolarizado.
Ahora, a medida que la cuenta regresiva comienza a rodar de cara a las PASO y las elecciones generales, el atesoramiento tanto en billetes como en inversiones en el exterior seguirá en aumento. En un año electoral, con una elección que se adelanta será totalmente polarizada entre la mayor grieta política y social de las últimas décadas, ni el Lobo de Wall Street podría tomar la decisión correcta.