ARGENTINA.- «Aún me vuelves loco», le dice la princesa Leia a Han Solo en una de las escenas más emotivas de Episodio 7, la última película de la saga de Star Wars. Con el ecosistema emprendedor sucede algo parecido: el mundo creado por George Lucas -y el personaje que interpreta Harrison Ford en particular- vuelve especialmente locos y enamora a quienes trabajan en innovación y creatividad, analiza el periodista Sebastián Campanario para La Nación.
Han Solo, un conductor de naves espaciales que firma contrato para realizar misiones al mejor postor, representa la quintaesencia del trabajo freelance de la nueva economía, su Halcón Milenario bien podría ser un vehículo de la flota de Uber -la empresa de movilidad colaborativa- y, en general, «los malos» de Star Wars -el Imperio- están asociados a valores de organización y de jerarquías de hierro, algo que los nuevos modelos de trabajo de las empresas disruptivas detestan.
«Cuando hay que remontarse a los orígenes de los ideales de las visiones tecnolibertarias, es bueno recordar que la historia de Star Wars es en última instancia sobre rebeldes individualistas y pendencieros que luchan contra la mano de hierro de un gobierno centralizado», cuenta James Douglas en un ensayo sobre la filosofía de La guerra de las galaxias.
Muchos de los actuales «héroes» de Silicon Valley son fanáticos del universo de Lucas. Así lo reconocieron en entrevistas Mark Zuckerberg, Marc Andreessen y Peter Thiel, entre muchos otros. «El mundo de Star Wars está lleno de analogías con el nuevo mundo empresario», cuenta a LA NACION Fernando Giannoni, director de asuntos corporativos de Monsanto para América del Sur. Giannoni tiene 46 años y en la semana del estreno del Episodio 7 en Buenos Aires fue a ver la película tres veces. En su celular tiene un programa con el que ve como un VV8 (el robotito del film) que se trajo de Estados Unidos, puede explorar su casa. Y en su ropero guarda un traje de stormtrooper (los guerreros blancos del Imperio) certificado, que le llegó cuando estaba trabajando en Asunción y lo consignó oficialmente como el primer stormtrooper paraguayo.
En la reunión de fin de año con familiares que organizó Google Argentina, muchos hijos de ejecutivos de la firma se sorprendieron por la cantidad de muñecos de Star Wars que había en la oficina de Pedro Less Andrade, gerente regional de Asuntos Públicos. «Para Navidad ligué unas pinzas para el asado con motivos de los sables de Star Wars, y para mi aniversario, un BB-8», cuenta Less Andrade, que de su último viaje se trajo latitas Campbell’s decoradas con imágenes de Yoda y de Darth Vader.
En la constelación de start ups, las autorreferencias a «grupos rebeldes» que luchan contra la centralización son moneda corriente, incluso como estrategia de marketing. Recientemente, la revista Fortune hizo un perfil del CEO de Uber, Travis Kalanick, como «el último insurgente», y la propia firma -que por estas semanas planea su desembarco en Buenos Aires- organizó en septiembre pasado un desfile de autos caracterizados con motivos de Star Wars por Manhattan. Pero Uber también enfrenta sus propias rebeliones al interior de su empresa, de trabajadores que reclaman derechos laborales plenos y que ven a la firma de movilidad colaborativa más como un imperio que como un Han Solo.
«La clave es la idea de que Han Solo prefiere la vida flexible de un contratista independiente. Si es un tema de elección es importante que estén todas las posibilidades abiertas», dice el economista Guillermo Cruces, del Cedlas, especialista en mercados laborales y políticas sociales. «El problema es cuando trabajadores que prefieren la certidumbre que provee el empleo asalariado estable, se ven forzados a entrar en el supuesto paraíso de la flexibilidad, que no es necesariamente un paraíso para todos», dice Cruces.
Ethan Gilsdorf, un especialista estadounidense en cultura nerd de los 80, relató meses atrás cómo los íconos pop de aquella época que parecían vergonzantes (los jugadores de rol y los coleccionistas compulsivos de muñequitos no estaban entre los o las más populares de la clase) resurgen hoy porque muchos ingenieros y programadores, que están hoy en sus 30 y 40, dominan literalmente el mundo desde las mecas de innovación como el valle de la costa oeste de Estados Unidos. Como dijo Bill Gates: «Nunca te pelees con un nerd, porque el día de mañana podría ser tu jefe».
Con cinismo, otros se refieren a otra analogía: Han Solo y los emprendedores protagonizan lindas historias que encandilan a la prensa, pero la «plata grande» se la llevan las grandes empresas de siempre. «Habría que ver quién es el Techint, el Grupo Roggio o la Electroingeniería que se llevaron los mejores contratos de la Estrella de la Muerte», dice un economista fanático de Star Wars. Hace un mes en esta columna se consignaron estudios de economía académica sobre la película que estimaban el costo de la mega obra de Darth Vader en varios trillones de dólares. David Thurston, de KPMG, sostuvo que en El Regreso del Jedi, cuando se construye la Estrella de la Muerte, falta una escena «en la que Darth Vader se sienta un escritorio y se pasa horas firmando cheques a proveedores».
«Tal vez la más simbólica de las metáforas inspiradoras de Star Wars para el ecosistema emprendedor sea la propia vida de Lucas», cuenta el guionista, director y crítico Sebastián Tabany, un erudito de la saga estrenada en 1977. «El más emprendedor de todos es George Lucas, que nunca vivió en Hollywood (Los Ángeles), sino en San Francisco, hoy epicentro de la movida start up. Siempre estuvo alejado de los estudios y para la primera Star Wars, lo que hizo para mantener su independencia fue crear su casa de efectos visuales (Industrial Light + Magic) y asegurarse los derechos de merchandising. Gracias a eso construyó su imperio», dice Tabany.
Si tiene que elegir un emprendedor exitoso de Star Wars, Tabany, antes que optar por Han Solo, se queda con Boba Fett. «El tipo es un mercenario y tiene su empresa de cazadores de recompensas (en las precuelas el padre de Boba, Jango, es el modelo para hacer los clones de stormtroopers, o sea, le pagaron para que dé su ADN) y en la trilogía original, Boba está al servicio de Darth Vader y es el único que logra rastrear a Han Solo a Bespin, la ciudad de las nubes. El trato con Darth Vader fue: yo te entrego a Luke y vos me das a Han Solo para que lo lleve a Jabba, que ofrece una recompensa. Y le salió todo redondo.»
Tal vez podrían asociarse y escribir juntos un best seller: La guía definitiva de Han Solo y Boba Fet para emprendedores. En los círculos de innovación y creatividad de Tatooine y de la Tierra sería un éxito. (CE)