BUENOS AIRES (Por Marcelo Berenzstein) – Si el 1% de las ideas que orbitan en la cabeza de los habitantes del mundo se implementase, el planeta sería bien diferente. Del mismo modo, si todas las personas que piensan emprender lo hicieran, hoy tendríamos sobre abundancia de empresas. Sin embargo, la realidad es que no se cristalizan ni el 0,000001% de las ideas y tampoco hace realidad el sueño del negocio propio el 99% los que tienen ganas de emprender, sostiene Marcelo Berenzstein, director de Emprendedores.news.
¿Por qué?
Hay tantas razones para no emprender como personas que no lo hacen sin embargo la mayoría de las excusas tienen al miedo como denominador común.
Al miedo no hay que evitarlo y tampoco luchar demasiado para derrotarlo porque ambas tareas son titánicas y poco probables de ser exitosas. Es más eficaz, primero reconocerlo y luego manejarlo; de este modo, deja de ser un escollo para convertirse en un poderoso combustible. No es una utopía sino una decisión que tenés que tomar porque enfrentar los miedos es difícil pero es peor estar la vida entera dominado por ellos.
Hace unos años, en mi primer viaje a la India, un maestro espiritual me enseñó que en el camino espiritual la duda te permite avanzar y el miedo te lo impide. Dudar nos lleva a indagar, a buscar respuestas y encontrar soluciones. El miedo, en cambia, paraliza.
Con los emprendimientos sucede algo similar. Sin dudas, vas encontrar alternativas pero si el temor te domina, no das ni un cuarto de paso. Por eso, la realidad nos muestra que los que triunfan no son siempre los más preparados, ni los mejores graduados sino los que tienen una actitud más arriesgada, los que se animan, los que enfrentan sus miedos, los que no les importa caer porque saben que cada golpe puede convertirse en un peldaño al cielo.
Muchos de nuestros temores son imaginarios. Sólo cuando los enfrentamos, desaparecen. No dejes que tu imaginación se descontrole y ocupe el lugar de la realidad.
Se dice que todo lo que anhelamos se encuentra del otro lado del miedo. Te dejo este cuento que grafica bien como funciona el miedo y cuánto podemos ganar al enfrentarlos:
“Érase una vez en un país muy lejano un rey que era muy polémico por sus acciones.
Tomaba a los prisioneros de guerra y los llevaba hacia una enorme sala. Los prisioneros eran colocados en grandes hileras en el centro de la sala y el rey gritaba diciéndoles:
-Les voy a dar una oportunidad, miren el rincón del lado derecho de la sala.
Al hacer esto, los prisioneros veían a algunos soldados armados con arcos y flechas, listos para cualquier acción.
-Ahora, -continuaba el rey-, miren hacia el rincón del lado izquierdo.
Al hacer esto, todos los prisioneros notaban que había una horrible y grotesca puerta negra, de aspecto dantesco, cráneos humanos servían como decoración y el picaporte para abrirla era la mano de un cadáver. En verdad, algo verdaderamente horrible solo de imaginar, mucho más para ver.
El rey se colocaba en el centro de la sala y gritaba:
– Ahora escojan, ¿qué es lo que ustedes quieren? ¿Morir clavados por flechas o abrir rápidamente aquella puerta negra mientras los dejo encerrados allí? Ahora decidan, tienen libre albedrío, escojan.
Todos los prisioneros tenían el mismo comportamiento: a la hora de tomar la decisión, ellos llegaban cerca de la horrorosa puerta negra de más de cuatro metros de altura, miraban los cadáveres, la sangre humana y los esqueletos con leyendas escritas del tipo: “viva la muerte”, y decidían:
-“Prefiero morir atravesado por las fechas.”
Un día, la guerra terminó. Pasado el tiempo, uno de los soldados del “pelotón de flechas” estaba barriendo la enorme sala cuando apareció el rey. El soldado con toda reverencia y un poco temeroso, preguntó:
– “Sabes, gran rey, yo siempre tuve una curiosidad, no se enfade con mi pregunta, pero, ¿qué es lo que hay detrás de aquella puerta negra?”
El rey respondió:
– “Pues bien, ve y abre esa puerta negra.”
El soldado, temeroso, abrió cautelosamente la puerta y sintió un rayo puro de sol besar el suelo de la enorme sala, abrió un poco más la puerta y más luz y un delicioso aroma a verde llenaron el lugar.
El soldado notó que la puerta negra daba hacia un campo que apuntaba a un gran camino. Fue ahí que el soldado se dio cuenta de que la puerta negra llevaba hacia la libertad.”