BUENOS AIRES (Redacción) – Hay barrios de la ciudad de Buenos Aires que lograron revalorizar su metro cuadrado a base de esfuerzo y pasión por la cocina, y esto se potencia si se suman varios esfuerzos en un mismo lugar. Con la salvedad, claro está, que un par de inversores pueden edificar un nuevo Palermo a base de dólares. En cambio, del otro lado de la ciudad, el esfuerzo es diametralmente lo opuesto a la falta de inversión.
En Villa Lugano, por ejemplo, con tantos robos dando vueltas, es casi impoible atraer potenciales clientes del otro lado de la avenida Rivadavia, por eso la atención está puesta en los vecinos. En Escalada y Eva Perón, un par de sitios mantienen la oferta para el estomago con tiendas como Los Tacos del Tío Leo, El restó de Marcos, El Bodegón de Olivera, Estacion Pizza & Chori, un par de pizzerías de décadas de antiguedad y un nuevo restó a metros de la esuqina.
Villa Luro logró recuperar -y con creces- gran trayecto de la calle Ramón Falcón que sobre la plaza San Martín de los Andes, logró en poco tiempo recrear un «Villa Luro R» con múltiples opciones gastronómicas, entre restaurantes, café, heladerías y hasta la feria de las Naciones, que cada tantos meses se instala en la plaza.
Sin grandes inversores, estos barrios deben sobrevivir gracias al esfuerzo de los emprendedores, lograr un producto de calidad y rezar para que el consumo no decaiga a niveles infrahumanos. Por el momento, la excelencia en la oferta, precios adpatados a la zona y una atención simpática logran mantener la ruta gastronómica que todo barrio necesita.