BUENOS AIRES (Redacción) – Hay fracasos y fracasos. BlackBerry anunció otro paso en su camino para dejar de ser un fabricante de smartphones; la compañía canadiense, que alguna vez supo ser el segundo mayor proveedor de teléfonos inteligentes del mundo, dejará de diseñar y fabricar equipos dentro de la compañía y delegará en terceros esa responsabilidad.
Además, también apostará por el licenciamiento de su software, tanto las aplicaciones como el BlackBerry Hub para gestionar e-mail, chat y redes sociales (y que ya ofrece para equipos de cualquier marca), como las modificaciones que le hace a Android para hacerlo más seguro.
Así las cosas, en la oficina del entorno más privado de la compañía debe resonar el eco de sufrir el peor fracaso de cualquier compañía: no saber readaptarse al negocio, mutar hacia donde muta el mercado, y reconvertir el modelo de negocio que la lleve a permanecer como una de las grandes firmas del mundo o mantenerse entre las más destacadas.
John Chen, el CEO de la compañía, ya había advertido que si vendía menos de cinco millones de teléfonos al año ya no tenía sentido mantener su división de manufactura, un negocio caro, de mucho riesgo y poca rentabilidad; enfocarse sólo en el software le permite un mejor retorno de su inversión.
De ahora en adelante, si bien mantendrá la marca, tercerizará diseño, fabricación y logística, quizá las patas clave de todo negocio. Pero tiene un as en la manga: BlackBerry está en el corazón de la computadora de la mayoría de los autos del mundo, en centrales nucleares, equipamiento de hospitales, y está apostando a ser un jugador de peso en el segmento de la Internet de las Cosas.
En los próximos años lograremos saber si su estrategia fue otra clave del éxito o el paso final antes del abismo.