El marketing no es física cuántica ni mucho menos. Quienes estudiaron la carrera, saben que a veces con simples ideas se puede alcanzar una gran campaña de marketing con un impacto en el cliente impensado. Claro que en los negocios esto puede llevar tiempo y dedicación alcanzar ciertas estrategias que den resultado pero casi siempre, con transpiración y creatividad, los resultados llegan.
Historias sobre esto las hay y muchas, pero algunas son especialmente atractivas, como las que narra el periodista Claudio Destéfano en su libro Saberlo es Negocio. Allí, el autor recorrer varios capítulos sobre cómo pequeñas historias marcaron el rumbo de una marca. Y cita algunas historias dignas de recordar.
Capilla del Monte
En la localidad de Capilla del Monte, en el ingreso a la ciudad, los turistas comenzaron a recibir una cuponera pero no como las que ya conocemos. La función era otra: según Destéfano, «cada cupón debía ser entregado por los huéspedes de la Ciudad a quienes los atendieran bien. Al entregar esos cupones, los comerciantes más atentos (votados por los clientes) recibían descuentos en sus impuestos municipales».
La librería
Otro caso asombroso en el libro es el de la librería de Claremont, un pequeño pueblo donde la empleada de uno de esos locales, se encontró con que el libro que pedía un cliente no lo tenía. La empleada le pidió al hombre en cuestión si podía esperar unos veinte minutos. Pasado el tiempo, volvió y le entregó el libro. Le dijo que había ido al pueblo más cercano, a 3 kilómetros, a buscar su libro.
El cliente, atónito, le respondió: «Pero me hubiera dicho e iba yo, así usted no se molestaba en absoluto». Y la empleado lo remató: «En absoluto señor, yo no puedo permitir que usted conozco a mi competencia«.
Sorpresa
La sorpresa también es un factor determinante, sino que le pregunten a la gente de Renault. Según el libro del periodista argentino, la automotriz dividía sus comunicaciones en dos agencias, Agulla & Baccetti y Grey. Un día, decidieron unificar todo e hicieron una competencia entre ambas para ver quién se quedaba con la comunicación de la marca del óvalo.
Para eso, cada una expuso su presentación. Cuando fue el turno de A&B comenzó a escucharse un ruido ensordecedor desde la ventana de la sala de reuniones, Cuando los directivos de Renault se asomaron creyendo que era un reclamo de los trabajadores, la sorpresa fue inmediata: eran los empleados y trabajadores de la agencia de publicidad reclamando «quedarse con la cuenta», incluidos los cadetes y los motoqueros.
Dicen que la presentación de Agulla & Baccetti fue superadora a la de Grey, pero mucho más lo fue el factor sorpresa y la creatividad. Esto, básicamente, aplica a todo, a las marcas, a las empresas y a la vida misma. Ese factor sorpresa que deviene en una acción diferenciadora de marketing no tiene competencia. Es única, y debe salir de tu negocio. ¡Manos a la obra!