BUENOS AIRES (Redacción) – Cuenta una leyenda corporativa que a finales de la década de los 70, poco después de crearse en 1976, los responsables de Prosegur pedían a los conductores de sus furgones blindados, pintados de un amarillo chillón, que, una vez terminada su ruta y antes de volver a la base se paseasen por el Paseo de la Castellana para llamar la atención. “Se trataba de ganar visibilidad entre las entidades bancarias que había por allí porque el primer servicio de Prosegur era la logística de valores, algo que hasta entonces sólo hacían los bancos”, recuerda Gonzaga Higuero, director de Logística de Valores y Gestión de Efectivo.
Algo así como el antecedente marketing de guerrilla: despertaban el interés con el “discreto” furgón blindado, para que los banqueros y los viandantes se preguntasen quién estaba detrás. Hoy, Prosegur cuenta con más de 5.200 camiones blindados y 160.000 trabajadores y todo el mundo reconoce su colorido logotipo a distancia.
Como ésta, son muchas las anécdotas empresariales que se esconden detrás del nacimiento de muchas empresas. A Enric Bernart le supuso la separación de sus socios el querer ponerle un palo a los caramelos de café con leche que fabricaban en Granja Asturias, plantando la semilla de los futuros Chupa Chups.
La lista puede ser interminable, pero esta vez hemos querido indagar en las empresas de reciente cuño y nos hemos encontrado algunas historias muy curiosas que les han servido o bien para montar la compañía o bien para forjar el talante emprendedor de su fundador. Veámoslas.
Buscar inversión en… ¡un concurso televisivo!
Nono Ruiz es de esos emprendedores que podríamos llamar “culoinquietos”: siempre tiene que estar emprendiendo algo. Una cualidad que le ha supuesto no pocos quebraderos de cabeza.
“Mi novia, Laura Muñoz, y yo trabajábamos en el mundo del retail y mi sueño era montar algo juntos en ese sector. En 2006 le convencí para abrir un bar en Granada donde vivíamos entonces. Nos metimos en un préstamo de 80.000 euros convenciendo a nuestros padres para que nos avalasen y se rehipotecasen y fue un error garrafal. El negocio funcionaba superbién y trabajábamos de sol a sol pero sólo nos daba para pagar el día a día. estuvimos un año y medio y lo traspasamos, quedándonos con la deuda de los 80.000 euros. Empezamos a trabajar por cuenta ajena por sueldos que no llegaban a los 1.000 euros y en el poco tiempo libre que me quedaba intentaba poner cosas en marcha que no salían bien y al final la deuda se incrementaba. Así que un día se me ocurrió la idea de presentarme al concurso de Atrapa un Millón. estudié la dinámica del concurso y me di cuenta de que teníamos que pasárnoslo muy bien y poner el foco en nuestro carácter de pareja emprendedora a la que le había ido mal. Nos seleccionaron y nos llevamos el tercer mayor premio del programa (185.000 euros). La mitad del premio se la quedó Hacienda, pagamos la deuda y lo que nos quedó lo dividimos entre los dos. Intenté poner en marcha 4 o 5 proyectos por internet. Todos me salieron mal, pero con los últimos 4.500 euros pusimos en marcha Chicfy en febrero de 2013. Es un sitio de compraventa de moda exclusivamente para chicas. Hoy en día son ya 20 personas y se produce una venta cada 10 segundos».
Corriendo por Silicon Valley con traje y corbata
Antes de montar su empresa actual, Metricson, Luis Gosálbez creó otra en 2003 que se llamaba e-contratos. “Funcionó muy bien durante un tiempo e incluso llegamos a montar sucursales en China y Argentina. Pero lo cerramos al cabo de cinco años”.
Nada más cerrar, decidió irse a Silicon Valley “para ver cómo funcionaban allí las startups. Aquello era el centro mundial de la innovación y yo me había focalizado en derecho en internet, así que me parecía que era allí donde podía llegar a especializarme. Conseguí citarme con uno de los inversores más importantes de la zona en el sector, que me podía abrir muchas puertas y presentarme a gente importante. Y me planté en el encuentro con mi mejor traje y mi mejor corbata. De repente aparece este inversor en pantalón corto y deportivas. Se me queda mirando y me dice “¿cómo te presentas así? Yo quería que vinieses conmigo a correr mientras hablamos. Pero con esa ropa…” Y yo le dije, “no te preocupes que yo me apaño”. Y me fui a correr con traje y corbata por todo el distrito de la Marina, en San Francisco. debía tener una pinta completamente absurda. Gracias a eso se me abrieron muchas puertas, me presentó a mucha gente y sigo en contacto con él. Ahí fue donde decidí crear Metricson. Vi que en este mundo de internet los inversores y emprendedores ganaban o perdían, pero los abogados siempre ganaban. Así fue como en enero de 2010 fundamos Metricson”.
Ahora cuentan con 10 abogados, tienen más de 420 clientes en varios países y oficinas propias en Valencia y Barcelona.
Un error de tratamiento que casi le envenena
Director de sistemas de la multinacional Kraft General Food Europa durante 15 años, José María Argüello decidió con 58 años, crear su propia empresa. “Me fui porque tenía la idea de crear un programa de trazabilidad en alimentación que abarcara todo lo relacionado con pesca, animal y veterinario. Era una empresa independiente en la que invertí todo el conocimiento que luego daría lugar a Lug Healthcare Technology, la empresa actual. Estando trabajando en el entorno animal me diagnosticaron un cáncer de vejiga. Me operaron, me pusieron quimio, tuve una metástasis y cuando me estaban tratando, me di cuenta de que por poco me envenenan. Por defecto profesional, indagaba en el origen del tratamiento, en los prospectos en las dosis, en el etiquetado,… alternaba un tratamiento largo (8 horas) con uno corto (2 horas) y un día en que me tocaba el corto, me querían dar el largo. Me negué. Pero, además comprobé que los cálculos para mi peso no eran correctos. Empecé a investigar más y vi que la trazabilidad era una asignatura pendiente en la farmacia hospitalaria. Entré en contacto con el hospital Vall d’hebron y les propuse hacer lo que había hecho para alimentación animal pero para la farmacia hospitalaria, la radiofarmacia, los ensayos clínicos y la nutrición”.
Las soluciones tecnológicas que desarrolla garantizan la seguridad, calidad, trazabilidad y eficiencia de los procesos críticos de la farmacia hospitalaria, reduciendo a cero la tasa de error en la prescripción, elaboración y administración de medicamentos y reduciendo también los costes. “En el 2013 arrancó en el Vall d’hebrón, luego en Sabadell, en el español de México, en el en el HUCA de Asturias y en el SCIAS de Barcelona. Se está buscando la implantación en otros centros”.
Emprendedor por azar
A los 17 años, Sergio Escoté era ya una persona con cierto bagaje y experiencia en Internet (había montado una empresa de recurrir multas, se dedicaba desde hacía años al negocio de la compraventa de dominios…) “de repente un día veo una oferta de trabajo en Infojobs en 2007 para trabajar en Grupo Intercom, el puesto no era de mi interés, pero apliqué en ella, ya que Grupo Intercom era (y es) la empresa líder en España en Internet. Con esa edad no era técnico ni comercial ni siquiera tenía un título universitario… era un joven apasionado por hacer negocios en Internet. Al día siguiente me llamaron para tener una reunión con el director general del grupo y después me vi con Antonio González-Barros, el presidente. Me ofrecieron entrar con 17 años como emprendedor para lanzar un proyecto siendo yo el CEO y el líder. Unos meses después, ya con 18, tenía un proyecto propio dentro y un equipo de 6 personas a mi cargo… aunque ya hace varios años que monté mi propia empresa (Optima Network), donde el año pasado facturamos más de 5 millones de euros, sigo teniendo muy buena relación con ellos. No me cabe la menor duda de que si no fuera por esa anécdota hoy nada de lo que hago sería una realidad”.
Cuando los headhunters están dentro de tu equipo
Isavia nació hace 12 años, tienen oficina en Madrid y México, ahora mismo son 18 personas y rondan los dos millones de euros de facturación. Pero hace 13 años, Ovidio Peñalver era el director del área de consultoría de RRHH de Soluziona, una empresa que trabajaba al 60% para Unión Fenosa. “Tenía 85 personas a mi cargo y dentro de esas 85 personas había unos 8 gerentes que un poco coordinaban al resto del equipo. Un día, dos de esos gerentes me invitaron a comer y para mi sorpresa me comentaron que se quieren ir de la empresa para montar su propia consultoría y que querían hacerlo conmigo. Aquello fue realmente sorprendente. Les agradecí su ofrecimiento y su sinceridad, pero les dije que en aquel momento yo me sentía muy a gusto en la empresa y que quería seguir allí al menos un año más. A lo que ellos me contestaron, “OK te esperamos un año”. Y siguieron trabajando de forma muy eficiente y sin que los resultados se resintiesen durante un año más. Al cabo de ese tiempo las cosas habían cambiado y decidí aceptar su propuesta. Primero me fui yo. Estuve tres meses constituyendo legalmente Isavia y luego vinieron los dos socios. Todo fue muy transparente y muy leal por nuestra parte, porque no acudimos a los clientes de Soluziona sino que buscamos otros nuevos” recuerda Ovidio Peñalver, socio director de Isavia consultores y autor de “Emociones colectivas”. “Si no llega a ser por su oferta, yo nunca me habría lanzado a emprender”.
¿Resignarse? Nunca
El caso de Ruiz de Arriaga es una nueva versión de David frente a Goliat o de cómo aprender que nunca hay que resignarse a perder lo que es tuyo.
“Antes de crear Arriaga Asociados, trabajaba para algunas fundaciones y hacía trabajos de consultoría por mi cuenta. Pero un día se me ocurrió hacer unas inversiones inmobiliarias y me equivoqué, porque no era el momento y porque no había mirado bien los datos. Acababa de estallar la crisis y la inmobiliaria con la que había invertido, Martinsa Fadensa, se declaró en concurso de acreedores en 2008″.
«¿Qué significaba eso? Prácticamente que podía dar por perdidos todos mis ahorros: era una situación de locos en la que no te dan ni tu vivienda ni tu dinero y que, además, al entrar en concurso, te dicen que te lo pagarán como muy pronto dentro de nueve años. Yo no estaba de acuerdo. Mi situación económica era muy dura. En el año 2009, yo acababa de licenciarme en derecho y empecé a investigar para defenderme a mí mismo. Les llevé a juicio y gané. sabía que si estudiaba muy bien el caso podía ganar a cualquiera. Y empecé a contactar con otros afectados y en todos los casos les ganábamos. Me di cuenta de que era cuestión de estudiar muy bien los casos y cuando surgió la oportunidad de las preferentes no lo dudé y lo dejé todo para montar el despacho”.
Así fue como en el 2011 nació Arriaga Asociados, un despacho que, sin financiación, “pasó de estar en el puesto 85.000 por nivel de facturación a estar en el número 25 y por número de empelados estamos entre el 5% de las empresas españolas que tienen más de 300/400 empleados: hemos crecido un 1000%. con un porcentaje de sentencia ganadas que llega al 95% en primera instancia y al 99% en segunda”.