BUENOS AIRES.- Las historias que conocemos todos son, en mayor medida, de otras épocas, golfistas que han salido de barrios pobres de por ejemplo la periferia de Córdoba, o más cerca aún en el conurbano bonaerense, y más cerca aún en plena ciudad de Buenos Aires, donde Dylan Reales con 14 años, es una de las promesas del golf nacional.
Hoy, Dylan recibió una beca completa para jugar en el Golf Club José Jurado, en el barrio de Villa Lugano, y desde el primer día que comenzó no tiene otra meta en la vida que ser cada vez mejor en lo que hace, lo suyo, que es ese deporte tan extraño como el golf.
«Comenzó a gustarme el golf cuando lo vi por la televisión la primera vez. Me atrajo mucho la paz que había en el campo, el movimiento de los jugadores, la gente que atraía el deporte, el verde, los pájaros y la tranquilidad. Pasar del ruido del barrio a eso era totalmente distinto. El primer palo que tuve me lo hizo mi abuelo con una escoba y un suplemento. Puede ser que para algunos no sea un palo de golf eso, pero para mí lo era y siempre lo va a ser» contó sobre sus inicios.
Y recordó: «Recuerdo la primera vez que pisé un campo de golf. Mi abuelo me pidió que lo acompañe a Tigre a hacer un flete y cuando volvíamos pasamos por los bosques de Palermo. Paramos y justo en frente había un campo de golf con un cartel que decía abierta la inscripción para chicos menores de 14 años. Entré, miré todo, caminé por todos lados… era lo que había visto en la tele pero de verdad. Al otro día fui y arranqué la escuelita».
«Al principio no se me acercaban mucho porque sabían que era del barrio y había prejuicios. Después me conocieron y las cosas cambiaron. Me invitaron al torneo de cierre de año y me tocó competir con chicos que jugaban hace años. Fui con ganas de hacer amigos y divertirme, no lo veía como una competencia. Finalmente gané el torneo y me emocioné mucho. Cuando mi profesor me dio el premio me dijo algo que nunca voy a olvidar: “Este trofeo es para un chico que empezó hace poco y tiene talento, que prepare una vitrina que se vienen muchos más”, contó al tiempo que dejó una reflexión tan profunda que contrasta con su corta edad.
«Todos tenemos oportunidades. Si ponés esfuerzo y voluntad a lo que te gusta, podés lograr todo lo que te propongas. Y no solo en el deporte, en el estudio también. El apoyo de la familia es fundamental también, solo no se puede hacer nada. Es como una semilla: si uno no la riega, la cuida y busca que florezca, se va a morir», aseguró, al tiempo que agregó: «Mi objetivo es ser una buena persona y ser feliz. Es lo más importante. Y en lo profesional me gustaría llegar a ser el número uno del mundo. Pero para eso voy a tener que seguir así, levantándome temprano y esforzándome como día a día».