BUENOS AIRES.- Muchos aseguran que en estos tiempos de crisis económica, de inflación y de devaluación del peso, las compras de una familia, una casa, pareja o solos, debemos hacerla responsablemente, es decir, con total certeza de lo que estamos haciendo y qué estamos gastando. Por ello, comprar en las Ferias Itinerantes de la Ciudad de Buenos Aires son una excelente alternativa a los supermercados y verdulerías de barrio.
Del otro lado, claro, se encuentra la gran feria: el Mercado Central de Buenos Aires, el lugar desde donde se distribuye la verdura y fruta a todo Buenos Aires. Allí, históricamente comprar fue mucho más barato que en cualquier otro lugar de la Ciudad, pero no todo es color de rosa.
La Feria itinerante porteña va de barrio en barrio, según fechas, en forma fija, con sus puestos de verduras, frutas, pollo, quesos y otros productos, a valores más inferiores que los del resto de los comercios. Pero con un dato importante: además de ofrecer precios mucho más bajos que los comercios, la calidad es muy buena.
A diferencia de ello, el Mercado Central también dispone de precios muy accesibles -y hasta algo más bajo que las ferias de la Ciudad- pero con una calidad bastante menor. ¿Por qué? Porque las frutas y verduras que venden las naves del Mercado Central de Buenos Aires tiene una vida útil de apenas algunos días, con lo cual cuando uno compra en cantidad, al poco tiempo se descompone la mayor parte de la compra. El plus de las ferias porteñas es que sus productos duran más en el tiempo.
Las ferias organizadas por el Gobierno porteño, además, dispone de una app para poder conocer dónde están ubicadas, días y horarios y hasta precios de los productos. Una buena iniciativa, más aún en tiempos de inflación y salarios con constante pérdida de poder adquisitivo.