En medio de la inauguración del tan ansiado Paseo del Bajo, la cuidad de Buenos Aires asiste a uno de los proyectos más ambiciosos en la transformación de la zona ribereña para aliviar el tránsito durante 7 kilómetros para cruzar la ciudad bordeando el Río de la Plata.
Hablamos de una obra que aportará 35 mil metros cuadrados de verde, suma más espacio para los peatones, y permitirá encauzar el tránsito pesado en gran manera, a diferencia de hasta ahora en que sea en hora pico o no pico, recorrer las avenidas por esa zona podía ser un viaje eterno.
A demás de ese beneficio, se pone en valor diez hectáreas de parques, plazas y plazoletas, con miles de metros cuadrados verdes, nuevas ciclovías, cruces peatonales, postas para hacer ejercicios y juegos infantiles. Además, los peatones tendrán veredas mucho más anchas y despejadas.
Pero la gran cuestión que muchos discuten es si el Paseo del Bajo es el fin de todas las obras públicas en la Ciudad al menos hasta nuevo aviso. Y la respuesta es clara, directa y de la propia voz de la autoridad máxima de la Ciudad: el Paseo del Bajo es la última obra terminada porque ya había sido iniciada.
Hasta hoy, todo lo iniciado se termina, pero desde ahora no habrá una nueva obra pública, producto de la inflación, la disparada del dólar y la crisis económica del país. Fue el propio Larreta que, en declaraciones a radios de la Ciudad lo confirmó: «Con el Paseo del Bajo terminamos todo lo proyectado. Ya no hay presupuesto ni está previsto una nueva obra».