Todo llega. En algún momento, por decantación o porque ese era el tiempo, llega. Es tanto el avance de la tecnología y las comunicaciones que las personas -hoy en el centro de la atención- comienzan a cotizar más que una empresa. O al menos eso es lo que busca la italiana Chiara Ferragni, la primera influencer que quiere salir a cotizar en Bolsa.
El semanario L’Economia, propiedad del Corriere della Sera, anticipó que la modelo Chiara Ferragni busca que su firma de moda Serendipity obtuviese un shot económico como parte del plan de financiación, y para eso, la Bolsa de Milán suena como el escenario ideal para que esta joven de apenas 33 años potencie su marca personal mediante una OPV.
Pero la pregunta que se hacen muchos es: ¿Cuán valiosa es Chara Ferragni? De acuerdo al diario Cincodías, el grupo de Ferragni podría alcanzar una valorización de 80 millones de euros. ¿Por qué? Porque la agencia Sisterhood donde la influencer gestiona sus campañas de marketing, alcanzó una facturación en 2019 de 11 millones de euros. Al mismo tiempo, Serendipity y TBS Crew -la otra empresa que lidera la comunicación de Ferragni- facturó cerca de 20 millones de euros.
La cuestión es con qué empresa contrastar el rumbo financiero de esta compañía basada en una figura humana, y para eso nada mejor que equiparla con una celebrity como Kylie Jenner que hoy vale 700 millones de dólares, o Rihanna que factura 600. De una u otra manera, el negocio de las redes sociales moviliza cerca de 8.000 millones de dólares, de acuerdo al Financial Times, cuatro veces más en comparación con el 2016. El negocio, bajo cualquier análisis, se encuentra en plena expansión y cada vez más compañías vuelcan su presupuesto a acciones de marketing digital.
Sólo con la llegada de la pandemia, el negocio se contrajo pero sólo momentáneamente porque la inversión publicitaria se reactivó en poco tiempo. Es tan importante el sector que así como en Wall Street un rumor de una patente puede hacer caer o subir la cotización de las acciones, en este negocio una plataforma como Snaptchat puede desplomarse sólo por un comentario negativo de Kylie Jenner en contra del rediseño de la red de los videos.
¿Conclusión? Así como durante las décadas del 80, 90 y 2000 vimos ascender a empresas convencionales, luego llegaron las startups y hoy asoman los conglomerados unipersonales basados en la imagen. La humanización llevada a los más altos niveles bursátiles.