ARGENTINA.- No es ningún secreto que existe un verdadero abismo entre el mercado académico y el laboral. Y tampoco lo es que los jóvenes son los que más dificultades encuentran a la hora de acceder a un empleo, sobre todo si no han tenido anteriormente una experiencia laboral, una realidad en la que profundiza un reciente informe de la OCDE en el que se amplían datos sobre las Startups.
Los programas de prácticas que muchas organizaciones promueven desde hace años con universidades y otros centros formativos son una vía eficiente para que estos perfiles accedan al mercado de trabajo. Al mismo tiempo, claro está, que constituyen una puerta de entrada de savia nueva en las empresas, las que, por otro lado, se benefician del menor coste que les supone disponer de estos perfiles aún en fase de aprendizaje.
En todo caso, aunque emplear a trabajadores en prácticas es ya algo habitual en las grandes empresas no lo es tanto en las más pequeñas y mucho menos en las llamadas startups, empresas de reciente creación, con un componente altamente innovador y perfil marcadamente tecnológico. Empresas que ahora empiezan a vislumbrar las ventajas que conlleva la contratación de personal en prácticas a la hora de encontrar talento, el gran oro negro del ecosistema emprendedor. Es más ni siquiera a muchos estudiantes universitarios se les pasa por la cabeza que su primera experiencia laboral pueda tener lugar en una startup y no en una gran multinacional.
Ese es el caso de Irene Gutiérrez, participante del programa Talentum Startups promovido por Telefónica con el objetivo de activar el talento tecnológico en las startups e impulsar el espíritu emprendedor entre los más jóvenes. Se trata de una iniciativa que posibilita a los jóvenes universitarios con talento trabajar en estas empresas de reciente creación y sesgo tech (en el seno de las aceleradoras con las que Telefónica mantiene acuerdos bajo el paraguas de este proyecto) e incluso desarrollar sus propias empresas si así lo desean.
Gutiérrez valora la diferente involucración que conlleva para el empleado en prácticas desempeñar su labor en una startup frente a hacerlo en una empresa tradicional: “Tienes más capacidad de decidir y hacer cosas que en una empresa tradicional, además de un acceso directo al CEO, algo impensable en una gran compañía. Por otro lado, al ser una empresa de escaso tamaño realizas tareas muy diversas, de modo que aprendes más”.
Ventajas de trabajar en una startup
“El tamaño, el ritmo de trabajo y el carácter multidisciplinar que definen el trabajo en una startup permiten a un becario estar en contacto con procesos y tomas de decisiones que en empresas consolidadas se realizan muy lejos del ámbito de trabajo en el que se suelen ubicar a los recién egresados de la universidad”, afirma por su parte Antonio Guzmán, investigador senior de Eleven Paths, startup de seguridad nacida en el seno de Telefónica y por la que han pasado (y pasan) numerosos ‘talentums’ (del citado programa Talentum Startup), muchos de los cuales (el 70% de los que han pasado por esta compañía de seguridad) han terminado integrándose en plantilla. “Es frecuente que en las startups se definan organigramas muy planos en los que las personas asumen varios roles. Para alguien que acaba de terminar su formación universitaria esto supone una oportunidad magnífica para terminar su formación profesional con una aproximación al proceso completo de concepción de un producto o un servicio”, añade.
Además de los beneficios alineados con la posibilidad de completar la formación profesional del personal en prácticas, en las startups, asevera Guzmán, “es fundamental contar con equipos muy heterogéneos y bien ‘engrasados’ ya que parte del secreto de este tipo de compañías reside en la pasión y la motivación con la que se lanzan al mercado. Tener la experiencia de estar integrado en este tipo de equipos es algo que debería experimentar cualquier profesional antes de sumergirse en dinámicas más propias de grades compañías o de la administración pública”. (CE)