Todo cambia y todo cambiará. Hasta la aparición del coronavirus, todo lo hacíamos de una forma, la conocida hasta ese momento. Hoy, en cuenta regresiva para salir de la cuarentena, la idea de ir a comer una hamburguesa a una cadena de comida rápida será muy distinto a lo habitualmente conocido. El hecho de salir a comer ya dependerá de nuevos hábitos, controles y medidas sanitarias muy estrictas.
En Países Bajos, en la ciudad de Arnhem, la cadena de los arcos dorados está analizando un nuevo modelo en sus locales para poder mantener el orden, la higiene y el distanciamiento social, precisamente en sitios donde se produce todo lo contrario con la aglomeración de personas para pedir un combo en las cajas. Este nuevo formato sería aplicado a 180 de los 252 locales de la franquicia.
Por ejemplo, los Big Macs serían entregados en carritos de alimentos, con desinfectante para manos en el ingreso al comercio y con lugares de espera designados para cada cliente. En declaraciones a Reuters, el vocero de la empresa Eunice Koekkoek, aseguró que “hemos intentado resolver cómo mantener a nuestros clientes y empleados seguros, a la vez que conservamos una atmósfera de restaurante”.
Nuevos hábitos
“Estos son cambios drásticos, pero esperamos hacerlos de una forma en que los clientes no los noten demasiado”, agregó. Para McDonald’s, una opción viable es llevar las hamburguesas y papas fritas a sus clientes en carritos de comida. Antes, habrá puestos de lavado de manos al ingreso y personal protegido para ubicar a los clientes en sus respectivos lugares de distanciamiento.
Pese a que el sector gastronómico teme que luego del aislamiento la atención bajo este modelo termine de complicar al sector, la cadena de hamburguesas no duda en aplicar los nuevos hábitos en casi todos los locales franquiciados. Según la empresa, de esta manera podrán atender en 180 locales a cerca del 66 por ciento de los clientes habituales hasta antes de la pandemia.