BUENOS AIRES (Redacción) – Se sabe que en tiempos de crisis los negocios de proximidad o cercanía toman mayor relevancia que las grandes cadenas de supermercados. A no ser que se consuma mediante promociones o descuentos con tarjetas de crédito, la remarcación de precios hace difícil volver a la compra mensual o hasta semanal. De ahí, la importancia en cada barrio de la Ciudad de Buenos Aires de tener una feria, poder comprar y lograr un circuito sin intermediarios, del productor al consumidor.
Para eso son necesarias las ferias. Durante el 2016, en julio, se llevó a cabo la Gran Feria de la Cultura Emprendedora en el barrio de Mataderos, lo que fue su tercera edición. Hace poco más de un año, entre las 11 de la mañana y las 18 horas de un sábado un grupo de emprendedores se reunía en la Plaza Salaberry en la avenida Juan Bautista Alberdi y Pilar.
En esa última edición, arortesanos y emprendedores presentan sus productos y creaciones junto a artistas, patio de comida y juegos para toda la familia. La idea, esencialmente, era paliar una crisis económica, un aumento insostenible de precios, y achicar esa brecha juntando a emprendedores con potenciales consumidores.
Pasado más de un año, aún no hay novedades de la cuarta edición de la Gran Feria de la Cultura Emprendedora de Mataderos. Si bien las organizó la Comuna 9 con militantes del Frente para la Victoria, hoy eso no debería ser impedimento para mantener y hacer crecer una feria que debe hacer más para juntar a más emprendedores.
Por el momento, nada se sabe de volver a tener la feria. Mataderos es un barrio periférico de la Ciudad, en parte olvidado en comparación con el norte, con mucha gente trabajadora que necesita de caminos alternativos para poder sostenerse. Uno de esos caminos son estos encuentros que benefician directamente al productor o emprendedor y al consumidor, es decir, los precios vecinos.
Afuera quedan los intermediarios, cadenas de supermercados, publicidad, márketing. Todo que afuera. Se trata de volver a lo básico que, es necesario repetirlo, en toda crisis siempre se vuelve al mismo punto: emprendedor y consumidor, cara a cara.