BUENOS AIRES (Redacción) – Complica la falta de acceso al crédito, la presión tributaria, la inflación y la apertura de importaciones, y en este esquema, el periodista Carlos Manzoni, del diario La Nación, analiza un panorama del sector más importante del país: las pymes.
Los problemas de acceso al financiamiento, la presión tributaria, los costos laborales, la inflación y la incertidumbre macroeconómica son cinco de los mayores desafíos a los que se enfrentan en la Argentina las pequeñas y medianas empresas. Grandes generadoras de empleo, son la mayor parte de las compañías locales. Y su realidad es que, más allá de la nueva ley que les trae beneficios, siguen atadas a desafíos por factores que les traban el camino al crecimiento.
Según un análisis de la consultora Claves, apenas poco más del 30% de las pymes industriales accede a financiamiento; cuando lo logra, es principalmente a través de la banca pública. Este porcentaje las ubica muy lejos de las empresas europeas, donde el 80% obtiene préstamos. De todas formas, y aun cuando el porcentaje actual de la Argentina es bajo, es un 50% más alto que el registro que había en 2005, cuando apenas llegaban a crédito el 20% de las pymes.
Mariano Mayer, secretario de Emprendedores y Pymes de la Nación, dice que se trabajó mucho para mejorar un marco regulatorio que era bastante complejo, burocrático, poco simple y desparejo. «Lo primero que hicimos fue la ley de pymes, que incluye, entre otras cosas, una mejora en la carga fiscal, porque eliminamos el impuesto a la ganancia mínima presunta, permitimos compensar el 100% del impuesto al cheque y habilitamos el pago del IVA a 90 días», explica el funcionario.
La ley incluyó un capítulo de fomento a las inversiones, que prevé reconocer a las pymes que inviertan (se les da la posibilidad de deducir del impuesto a las ganancias el 10% de los montos implicados, además de la devolución del IVA de lo que inviertan). Otro capítulo tiene que ver con cómo conseguir recursos: se facilita el acceso al mercado de capitales, permitiendo que las SRL puedan llegar a esa vía para conseguir dinero (teniendo en cuenta que muchas pymes son SRL); también se mejoran las garantías para préstamos a pymes; se crea el Consejo de Monitoreo de la Competitividad Pyme, y se le da carácter de ley al programa de los Repro (subsidio estatal para pagar una parte de los salarios, en casos de crisis).
El tributarista César Litvin se muestra optimista respecto de los efectos que pueda tener la ley. «Van a ser medidas muy buenas; la única condición es que los montos que se establecen para definir micro, mediana y pequeña empresa no queden pulverizados por la inflación», comenta. Y agrega: «Independientemente de estos beneficios, lo que las pymes necesitan es que se les permita hacer el ajuste por inflación».
Un beneficio que Litvin destaca es la liquidación trimestral del IVA. «Esto fue siempre un reclamo de las pymes, porque cuando venden en cuotas tardan en cobrar el IVA contenido en cada cuota. Es un importante desahogo financiero», explica.
Daniel Dimare, director de Marketing de Rasti, una pyme juguetera, considera un gesto importante del Gobierno que por primera vez las pymes tengan una ley que las estimule y las premie. «Es muy positivo especialmente el tratamiento impositivo diferencial, que permite que se compense como pago a cuenta de Ganancias el pago que realizamos por el impuesto a los créditos y débitos bancarios», afirma el ejecutivo.
Según Dimare, para las pymes que están en sectores donde la alta estacionalidad de las ventas requiere financiar a sus clientes con grandes plazos de pago, la ley trae un alivio fiscal al permitir llevar el pago del IVA de 30 a 90 días.
«Estos y otros beneficios de la ley estimulan la inversión, alivian fiscalmente y estimulan a las pymes a crecer, siempre y cuando el Gobierno monitoree el comercio exterior para que todos los jugadores económicos del sector podamos competir contra las importaciones chinas a precios de dumping», agrega Dimare.
El ejecutivo de Rasti hace hincapié en la competencia desleal, que, a su entender, podría hacer quebrar a empresas pequeñas y medianas por más ley que haya. «Si dejan entrar cualquier juguete a precios de la China, que tiene subsidiados el costo de la mano de obra y la materia prima, no hay reglas iguales para que la pyme argentina pueda competir», se lamenta.
Las pymes locales, según Mayer, están lejos de ser como las alemanas, que en muchos casos son más rentables que las empresas más grandes. «Entonces, lo que vemos en la Argentina es que hay mucho talento, creatividad y un entramado industrial muy grande, pero necesitamos trabajar mucho en la productividad. Hasta ahora las pymes han sido sobrevivientes, porque las reglas de juego no ayudaban para nada», comenta Mayer.
Un análisis de Claves sobre comercio exterior muestra que las empresas en general aumentaron sus exportaciones más que las pymes: en el período 2007-2015, las ventas al exterior a nivel general aumentaron 315%, mientras que las de las pymes mejoraron menos: un 280%. En el caso del mercado interno, el crecimiento de las ventas del total de las empresas fue de 509% en el período de 2007 a 2015, mientras que en el segmento de las pymes ese incremento fue de 454%.
Lo anterior evidencia en parte que la situación de las pymes no es la mejor. Según un trabajo de la consultora Ecolatina, las medidas que tomó el Gobierno en los primeros meses de gestión afectaron negativamente la actividad en general, pero con un mayor impacto en las pymes. «A la devaluación y el aumento de los combustibles, se sumó el tarifazo: si bien la Corte falló para revertir la suba del gas, esta medida no incluye a las pymes, por lo que las alzas llegaron hasta 500% impactando negativamente en el margen de rentabilidad de las firmas», explica Lorenzo Sigaut Gravina, economista jefe de Ecolatina. El economista destaca, además, que impactó en los costos el fuerte aumento de los alquileres. A diferencia de las grandes empresas, muchas pymes no tienen locales propios y deben afrontar plenamente esos aumentos.
El impacto de estas medidas se potenció en un contexto de fuerte caída de la demanda interna. La aceleración de la inflación generó un efecto negativo sobre los ingresos reales de las familias, mientras que la fragilidad laboral potenció la retracción del consumo, reduciendo las ventas de bienes y servicios. Si bien esto también afecta a las grandes empresas, la contracción se sintió en las pymes de una manera más aguda, mientras que su capacidad para hacer frente a contextos recesivos y de deterioro de la rentabilidad, es menor.
A estas cuestiones se suma el encarecimiento del crédito tras la suba de tasas de interés en pesos por parte del Banco Central: que sea más caro conseguir dinero en medio de un escenario de fragilidad económica como el actual, implicó otro dolor de cabeza para las pymes. A esto se le suma el estiramiento de la cadena de pagos que generó problemas de liquidez. «Por último, la elevada presión fiscal heredada del gobierno anterior resulta asfixiante para muchas de estas empresas», acota Sigaut Gravina.
Pedro Cascales, secretario del Sector Industrial de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), afirma que los problemas se centran en los costos crecientes, producto de la inflación, altas tasas de interés y caída de la actividad industrial. En el caso de las exportadoras se suma un tipo de cambio atrasado. «Otros temas centrales son la alta litigiosidad laboral que se combina con una industria del juicio», agrega.
Las ventajas también están
Aun así, las pymes tienen herramientas para salir adelante. Gonzalo Vázquez, vicepresidente de Claves, explica que una ventaja competitiva de las pymes es su capacidad de adaptabilidad gracias a su estructura pequeña; también son aspectos positivos la posibilidad de especializarse en nichos de mercado y la flexibilidad que les permite detectar nuevos procesos, productos y mercados. Otra ventaja es la capacidad dinámica y la gran potencialidad de crecimiento. «Estas empresas tienen la capacidad de cambiar rápidamente su estructura productiva en el caso de variar las necesidades de mercado, lo cual es mucho más difícil en una gran compañía», afirma Vázquez.
El estudio de Claves señala que varios modelos de desarrollo productivo de países que hoy figuran entre las principales economías, se basaron en políticas de fortalecimiento y promoción de sus empresas de menor porte relativo. Las pymes argentinas aportan casi el 70% del empleo, el 50% de las ventas, más del 30% del valor agregado del país, y son piezas clave en la elaboración de productos con valor agregado, según detalla el informe.
Estos problemas deberán ser resuelto si se quiere que un gran motor de la economía funcione de manera dinámica y sin trabas. No es un tema menor. Las pymes son generadoras de empleo, ingresos y valor agregado; nacen de emprendimientos con un período inicial que requiere de tutelaje y seguimiento, tiempo en el que el Estado juega un rol importante para facilitar el crecimiento y desarrollo a través de herramientas de apalancamiento y políticas de apoyo, necesarias para construir compañías más competitivas, innovadoras y comprometidas con el desarrollo local.
De las pymes se destaca además que son unidades productivas que permiten el arraigo local, y eso puede traducirse en un elemento válido para el desarrollo de las economías regionales. Son empresas que permiten una distribución geográfica más equilibrada de la producción, del uso de los recursos y de la riqueza. Tienen, entonces, posibilidades de generan movilidad social y una mejor distribución del ingreso.
Sólo el tiempo dirá si la ley de pymes es suficiente para reactivar a estas compañías, a las que se las considera como el alma de las economías locales.