BUENOS AIRES (Redacción) – La historia que leerán a continuación puede ser una más, o no, porque se trata sencillamente de una persona que pasó del infierno al cielo. Ese sueño tiene nombre y apellido, y se llama Marcela Serrudo, uno de los mejores resultados del plan BA Joven.
Hace algunos años, incentivada por su abuela Rufina, llegó desde Jujuy con un pequeño bolso y tres grandes sueños: estudiar, trabajar y como dice tímidamente, “crecer en la vida”.
Trabajó de bachera, ayudante de pizzería, armó bolsas de papel y vendió frutas. Un día la vida le dio un duro golpe: quedó en situación de calle, donde tuvo que dormir a la intemperie durante meses en los bancos del Parque Rivadavia y algunas noches en Parque Centenario.
A pesar de vivir el peor momento de su vida, no bajó los brazos y fue por más: un día se enteró que BA Joven otorgaba becas de Panadería. Como siempre le gustó cocinar se postuló, y para su sorpresa, ganó una de las becas. La vida y la cocina le tenían preparada una nueva oportunidad. Y no iba a desaprovecharla.
A partir de ese momento su vida no sólo cambió, sino que se transformó en todo eso que había soñado alguna vez. Logró recibirse con uno de los mejores promedios, pasó de vivir en la calle a poder alquilarse un departamento y trabajar en Cucina Paradiso, el restaurant del famoso chef Donato De Santis. Y como si fuera poco, se postuló para una nueva beca de cocina y volvió a ganarla entre 500 postulantes. Sin dudas, sus ganas de crecer no tenían techo.
La historia de Marcela refleja los valores de BA Joven y las oportunidades que brindamos. Por eso queremos acompañar a los jóvenes en cada uno de sus proyectos implementando políticas que mejoren su vida para lograr lo que siempre soñaron.
Durante el 2017 vamos a otorgar más de 3.000 becas, organizaremos una nueva edición de la Expo Empleo Joven donde habrá 10.000 búsquedas laborales activas y seguiremos brindando más oportunidades a lo largo del año para que todos puedan desarrollarse. Como Marcela, que de esforzarse y superarse sabe tanto que podría escribir un libro con una sola receta: nunca bajar los brazos.