BUENOS AIRES.- Entre tantas malas, una buena para toda la Ciudad, porque el vicejefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Diego Santilli, recorrió la nueva planta donde se fabrican las baldosas de todas las veredas porteñas con material recuperado en los puntos verdes, campanas verdes y puerta a puerta. La excelente iniciativa oficial está en plena expansión y logra ahorrar recursos, reutilizarlos y destinarlos un uso primordial al momento de hacer obras.
Para entender la importancia, la Ciudad genera más de 6.700 toneladas de residuos diarios, y más de la mitad de ese total recibe tratamiento y es recuperado. La nueva fábrica produce todos los días, de manera automatizada, entre 800 y 1.000 baldosas de 64 panes. En tanto, el vicejefe de Gobierno porteño destacó el hecho de «avanzar en el cumplimiento de tener 130.000 veredas arregladas para el 2019» para que «pueden recorrerlas las mamás con cochecitos, los chicos, los adultos mayores y todos los porteños».
En la producción, la materia prima más utilizada es la arena silícea, que supone el 40% del peso total de la baldosa. Luego, con la utilización del vidrio triturado, material presente en varios componentes reciclados como aparatos eléctricos y electrónicos, puede sustituirse en un 10% la utilización de arena. Y en el proceso de pulido de baldosas, los cepillos pulidores necesitan 32.000 litros de agua diarios para no rayar el material de trabajo. El excesivo consumo de agua llevó a que dentro de la planta se construyera una pileta decantadora de sedimentos que permite limpiar el agua utilizada, de manera que pueda ser reutilizada constantemente.
La iniciativa es clave y necesita ser expandida a todas las Ciudades. La recuperación del material reciclado se relaciona con la economía circular y la sustentabilidad con el objetivo de que el valor de los productos, materiales y recursos utilizados se mantengan en la economía durante el mayor tiempo posible, reduciendo al mínimo la generación de residuos.
Celulares, computadoras, electrodomésticos y herramientas son recibidos en el centro de reciclado de los Residuos de Aparatos Eléctricos o Electrónicos (RAEE), logrando un gran impacto positivo ya que por un lado permite recuperar materiales como el silicio, plásticos, oro, plata y cobre, entre otros, que son cada vez más escasos; y por el otro se reduce el efecto que estos residuos producen en el ambiente al degradarse sobre napas y suelos de basurales.
La Ciudad, por su parte, produce 20.000 toneladas anuales, lo que equivale a 7 kilogramos de residuo por vecino al año.