BUENOS AIRES.- Ayer publicábamos la historia de, el diariero de Monte Castro amigo de “El Loco de los perros”. ¿Pero quién era el amigo de Norberto? Era y fue Francois Chiappe, un destacado miembro de la mafia corsa y ex integrante de la temible Organisation Armèe Secrète (OAS) que atemorizó a toda Argelia, traficante de armas y ladrón de bancos impune en la Argentina. Fue su historia que se plasmó en el cortometraje que acaba de estrenarse en el cine Gaumont.
Y así lo recuerda Norberto, su amigo: “Era un tipo muy amable, muy conversador, simpático. Yo me lo encontraba a la madrugada, cuando sacaba a pasear a los perros, y nos veíamos todos los sábados en el bar de Jonte y Bermúdez, donde a mí y a mi hermano nos invitaba a tomar un café o a disfrutar de un vermut. Cuando sacaba los perros siempre iba con una varita en la mano porque se le escapaban; eran dos perros atorrantes, de la calle. Nuestra única rivalidad es que yo soy de River y él era fanático de Boca”.
Chiappe en 1968 fue acusado de robar 68 millones de pesos de la sucursal Boedo del Banco Nación. No estuvo mucho tiempo preso por ese hecho hasta que se radicó en Monte Castro. ¿Por qué no quedó preso varios años? Quizpa por su relación con el ex agente de inteligencia Aníbal Gordon. Norberto supo la identidad de su “amigo” francés luego de que una vecina «me mostrara una nota que salió en Primera Plana y que ella había comprado en mi kiosco, donde estaba toda la biografía y la identidad de él”.
Pero hay más, mucho más. Porque Norberto siempre recuerda la mesa donde se sentaba Francois, siempre acompañado por un hombre que mi hermano cree que era Lucien Sarti, la mano derecha de Chiappe y el señalado como el supuesto “verdadero asesino” de John F. Kennedy.
El recuerdo que tiene Norberto de Chiappe no cambia ni con toda la información que finalmente conoció ni con el paso del tiempo, porque según el canillita «era un tipo muy discreto, nunca ostentaba tener mucho dinero ni nada parecido. Nunca llamaba la atención, por eso, aún hoy, Norberto lo elegiría una y mil veces para sentarse a charla en una de esas mesa, vermut de por medio, claro.