BUENOS AIRES (Redacción) – Los vecinos del Barrio Carlos Mugica (Ex Villa 31- 31 bis – Barrio San Martín) el martes 10 de octubre manifestaron públicamente al Gobierno de la Ciudad, especialmente a la Secretaría de Integración Social y Urbana (SECISYU) a cargo de Diego Fernández, su descontento con el conjunto habitacional que se está construyendo para la relocalización de las cuarenta familias del sector Cristo Obrero. Consideraron injusto que se los obligue a pagar por una vivienda que no satisface sus expectativas respecto de lo que consideran una vivienda digna.
Informe del Observatorio de la Ciudad de Buenos Aires
Este complejo habitacional, en su aspecto exterior, son unos volúmenes longitudinales de chapa acanalada azul separados por núcleos verticales de escaleras exteriores de hormigón armado a la vista. Se lo conoce como “viviendas en container”, o simplemente Conteinera, y su aspecto exterior, en el contexto del barrio,no puede dejar de remitirse a los containers que se utilizan para transporte marítimo y fluvial de mercaderías que caracterizan la zona portuaria de Retiro.
El conjunto habitacional tiene tres niveles (planta baja y dos pisos), e incluye ocho locales comerciales y un comedor en planta baja. Las viviendas tienen entre dos y cuatro dormitorios y cuentan con una cocina-living-comedor integrada en un mismo espacio que se expande hacia el balcón desde el que se accede a cada una de las ellas.
Las viviendas de planta baja destinadas a personas con movilidad reducida tienen la particularidad de tener un patio posterior. En las terrazas inaccesibles, con criterios de sustentabilidad energética, se instalaron paneles solares que constituyen, como bien se señala en un artículo del periódico La Nación, “el detalle curioso del proyecto” que lo hace “más amigable con el medio ambiente, ya que la energía solar fotovoltaica que se genere será utilizada para alimentar los espacios comunes, como escaleras, pasillos, y también para brindar algunas prestaciones en los hogares”.
Este criterio de sustentabilidad resulta un plus que, aunque simplemente gestual y aparente, para el gobierno forma parte de su estrategia de marketing.La estructura es de hormigón armado y losetas pretensadas, y los muros de construcción en seco en steel framing. Los solados son todos de cemento alisado, inclusive los balcones, y éstos últimos escurren libremente por medio de un sistema de canaleta longitudinal que corre paralelo al borde exterior. En síntesis, es una construcción rápida,
en seco, sin revestimientos, y que reduce gastos en terminaciones e instalaciones.
El steel framing consiste en la construcción de muros sobre la base de perfiles de acero galvanizado de espesor reducido que funcionan como bastidores que luego son revestidos con finas placas de fibra de madera aglomerada o yeso (conocidas comercialmente como OSB o Durlok), y que tienen como alma, material aislante térmico y
acústico que puede ser lana de roca o lana de vidrio. Dicho sistema es considerablemente más económico y rápido que el sistema de construcción tradicional pues es un sistema estandarizado, que no requiere revoques, y una vez montado y solucionados los encuentros e imperfecciones con enduidos parciales, queda listo para pintar; y porque su bajo peso se refleja también en los costos de la estructura de hormigón armado que se aliviana. Como todos los montajes en seco simplifica la ejecución
de las instalaciones de provisión de agua, electricidad y cloacas, que por quedar dentro de los paneles, reduce a su vez el desperdicio de materiales (ver figura 6). Por último, permite la simultaneidad de tareas, que agiliza la obra, y también impacta en los costos.
Conforme a las decisiones tomadas por el gobierno respecto de todo el barrio, ninguna vivienda tendrá instalación de gas, y todas las cocinas serán eléctricas. En este caso, a pesar de que en ese sector sería posible instalarlo porque los troncales de gas están próximos, este sistema de muros lo imposibilita por riesgo de incendio.
El descontento de los vecinos se da en múltiples niveles y evidencia la complejidad de variables proyectuales en juego a la hora de brindar una solución habitacional desde el Estado. Desde el gobierno de la ciudad se sostiene que para la relocalización de este sector de Cristo Obrero se ha trabajado: “en relación al marco de reasentamiento presentado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), regido bajo las legislaciones de la Nación Argentina y de la Ciudad de Buenos Aires y las normas internacionales relacionadas acordes10 (…) a las situaciones inevitables de traslado de
poblaciones”.
Mientras recientemente se presentó todo el proceso participativo y decisional tutelado por el BID como el más exitoso del gobierno, con un consenso total con los vecinos a ser localizados; las familias, en cambio, manifiestan como aspectos críticos más relevantes y cruciales: el steel framing; el sistema de protección tipo jaula de las terrazas balcón; y la modalidad de acceso a las viviendas desde los balcones. Compiten por el primer puesto los dos primeros aspectos.
Como barrio que se caracteriza por su alto porcentaje de obreros de la construcción y que, además, son los que con sus manos levantaron cada ladrillo del barrio, la construcción tradicional significa para ellos solidez, durabilidad y, por lo tanto, sustentabilidad. Entonces, justamente, una de las mayores preocupaciones que les despierta el steel framing es la del mantenimiento. Para este tipo de tecnologías entienden que implicará un aumento progresivo de inversión en mantenimiento a lo largo del tiempo, con lo cual, no puede dejar de percibirla como una arquitectura de poca vida útil que se asocia a precariedad. Que las viviendas cuenten con un año de garantía y mantenimiento por parte de la empresa constructora, les ha provocado mayor inquietud y molestia, y sienten que luego de un año quedarán merced a todo tipo de problemas que puedan surgir, además, en una tecnología con la que ellos no están acostumbrados a trabajar.
Recientemente, en una de las visitas a la obra12 se produjo un incidente. Un vecino indignado, lo primero que hizo al entrar a uno de las viviendas fue pegarle una patada a la pared para demostrar con el agujero, a los vecinos, a modo de confirmación, que esa era una arquitectura ficticia, pues inmediatamente agregó que en su casa, que era “de material”, eso no sucedía. Ese mismo día, otros vecinos repararon en que en el último piso no había losa de hormigón debajo de los paneles solares, con lo cual los techos serían de otro material, probablemente de chapa, y destacaron esa situación como inequitativa respecto de las que tienen losas de hormigón.
Los accesos por los balcones y su relación con las amplias ventanas exteriores sin dispositivos de oscurecimiento también cosecharon críticas por falta de intimidad, intimidad que también sienten vulnerada con las divisiones entre viviendas con los muros de steel framing; además inseguros respecto de los criterios de seguridad de los mismos vecinos. Responsables de la ejecución de obra, ante las quejas de los vecinos por los resultados del proyecto, señalaron que en los planos originales se consignaba que en las divisiones entre unidades habitacionales debían emplearse bloques de hormigón, y que había sido el mismo gobierno el que cambió estas condiciones en el pliego.
Los accesos por los balcones, en cambio, son una decisión de proyecto y son una manifestación gestual de diseño que junto con el revestimiento de chapa y el enrejado
exterior caracterizan el conjunto habitacional.
Conclusiones
Paradójicamente, en Playón de Chacarita los conjuntos habitacionales serán construidos con materiales tradicionales y con exterior de ladrillo visto porque desde el mismo gobierno argumentaron que era la opción más sustentable en el tiempo y que no requería prácticamente mantenimiento. Advertidos por la propuesta de sistemas de construcción no tradicionales en otros barrios, en el contexto de los debates de las Mesas de Gestión Participativa de este barrio, también se definió que los muros interiores fueran de construcción tradicional.
La relocalización de los vecinos de Cristo Obrero es producto del nuevo trazado de la Autopista Illia, y tiene origen en una decisión de gobierno de generar sobre la actual traza un High Line Park a la manera del parque neoyorquino. Esta propuesta fue desde los inicios del proyecto fuertemente rechazada por los vecinos.19 Las protestas más intensas tuvieron lugar durante la realización de la audiencia pública convocada para discutir el
cambio de la traza.
Así y todo, el desvío fue aprobado en primera lectura del 29 de septiembre del año 2016 y tuvo sanción definitiva a fin de año (Ley N° 5.733). Por lo tanto, esta decisión de gobierno que fue inconsulta respecto de la voluntad de los vecinos, implica un gasto innecesario que podría haber sido invertido en un real mejoramiento del barrio. Recientemente hasta en el periódico La Nación se expresa que “el loable esfuerzo del gobierno porteño por urbanizar la villa 31 no justifica el costoso e irrazonable desplazamiento de la autopista Illia”, y que “los funcionarios responsables han incurrido en un maximalismo, desconociendo a los habitantes y contribuyentes de la ciudad y a los usuarios de la autopista Illia”.21 Se está entonces malgastando de manera inconsulta para la nueva traza, mientras se economiza en recursos para las viviendas que son construidas con un sistema constructivo que los vecinos consideran desventajoso, menos sustentable que el
tradicional y es rechazado.
20_28_152017 – 10 – octubre – 12 – viviendas nuevas para Cristo Obrero