BUENOS AIRES.- En tiempos de inflación, dólar y acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, la cuestión interna se pone cada vez más complicada. Y las pymes, en un modelo económico anti productivo, atraviesan el peor momento.
Como aliciente, un estudio de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) reveló que durante marzo el 50.2% de los pequeños y medianos comercios registraron caídas en sus ventas, y en el acumulado, los tres primeros del año llevan un 1,5% a la baja. Al mismo tiempo, el consumo masivo cayó 10% en términos per cápita en la Argentina en los últimos cinco años.
En este escenario, la gobernadora de la Provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, lanzó nuevas líneas de crédito “blandas” para el sector, aunque a poco de haber sido lanzadas comenzaron a llover las críticas.
La pequeña incidencia que podrían tener los 11.200 millones de pesos destinados a la nueva línea “no alcanza”, como tampoco es útil la tasa de interés y los plazos. Para las Cámaras empresariales, con tasas que van del 20 y el 25% anual y con plazos de vencimiento entre cinco y ocho años, las pymes no encuentran alivio alguno.
En la Ciudad de Buenos Aires el escenario es el mismo. Se duplica la cantidad de locales comerciales que bajan sus persianas y avenidas que comienzan a mostrar vidrieras vacías. El retroceso de las líneas crediticias, la suba de los alquileres, las altísimas tarifas de servicios públicos y el nulo consumo no hacen más que empeorar el panorama.
Apenas un puñado de voces, por el momento, adelantan un probable mejoramiento: el acuerdo con el FMI.