Desde el año en que el presidente Mauricio Macri anunció la puesta en vigencia de las SAS (Sociedad por Acciones Simplificadas), la era del emprendedor habría de llegar a una Argentina con muchas ganas de hacer y desarrollar, sobretodo con el ímpetu de la propia gestión del PRO y luego Cambiemos que desde hace años insta a emprender más y mejor.
Sin embargo, lo que en ese momento parecía el inicio de una gran etapa, la crisis económica, la inflación y la incapacidad para corregir el rumbo del país fueron suficientes como para desterrar para siempre la idea de recuperar la economía. Menos aún de la manos de los emprendedores.
Hoy, en el distrito más rico de la Argentina -la Ciudad de Buenos Aires- quien quiera buscar información para acceder a financiamiento o a una pequeña porción del mismo, prácticamente no tiene opción. La crisis económica y el dólar fue suficiente como para enterrar el sueño de tener una idea, intentar llevarla a cabo, recibir un préstamo y devolverlo trabajando.
Eso ya no existe. Donde se consulte por financiación, de haberlo, es bajo la modalidad UVA ajustada por inflación. Pero ya casi ni eso.
La gran época de los emprendedores que duró muy poco está bajo tierra. La cuestión impositiva es otro tema, y mucho mayor, y al menos hasta 2020 con o sin nuevo gobierno, habrá que esperar a ver qué destino nos espera.