BUENOS AIRES – Argentina, una vez más, se encuentra en un punto clave de su alocada vida económica y financiera. A 48 horas de las elecciones presidenciales, y con un dólar en ascenso y un Banco Central que no para de perder divisas, ya no hay voz ni análisis que no descarte una nueva devaluación a partir del día después de los comicios. La duda, ahora, es de cuánto será y cómo impactará.
Ayer, el candidato a presidente de la Nación por el Frente de Todos, Alberto Fernández, aseguró que quien haya depositado dólares tendrá sus dólares, una frase que rememora otros viejos y temibles tiempos bajo la gestión de Eduardo Duhalde y en medio de otra crisis sin precedentes. Lo cierto es que los analistas ya no tienen desacuerdos: el dólar se va a disparar sí o sí.
La principal duda es de cuánto será la devaluación, ya que para algunos economistas la divisa estadounidense podría subir a 70, 80 y ya para enero, a 100 pesos. En los últimos días se aceleró rápidamente la fuga de dólares con el retiro de los depósitos, marcando una etapa muy complicada desde el resultado de las PASO hasta mañana.
La otra etapa inquietante y que nadie puede prever qué pasará, será desde el lunes hasta el pase de mando el 10 de diciembre. En esas semanas, la economía argentina se puede desangrar de dólares agudizando la crisis. Para algunos, el escenario más favorable se dará si desde la política, tanto del oficialismo como desde la oposición, se aporta a un objetivo en común: retomar el camino de la institucionalidad, la previsibilidad y la cordura.
Sólo desde los principales dirigentes políticos del país se podrá aportar a una transición más ordenada porque, el primer objetivo, será evitar un descalabro de la economía que llevará a un empobrecimiento mayor de la gente, a una crisis social más aguda, y a un inicio de mandato sumido, una vez más, en un drama nacional.