BUENOS AIRES – El 4 de agosto se celebra mundialmente el Día de la Cerveza. La tradición indica que se trata de una bebida social por excelencia, que está hecha a base de ingredientes naturales y que es un producto vivo que pasa por más de 15.000 controles de calidad al mes.
Pero ¿qué sabemos acerca del aporte económico que hacen las grandes cerveceras del país?
La producción cervecera cuenta con una larga historia en Argentina de más de 120 años. Emplea a 7.900 personas en 9 cervecerías y 6 malterías en forma directa y a más de 114.000 en todo el sistema, incluyendo logística, distribuidores, oficinas de ventas y en la producción de cebada en el campo. El 80% del trabajo se distribuye en el interior del país, mientras que el 20% en Capital Federal. Además, el 90% de los insumos e ingredientes son producidos y procesados con manos argentinas.
Si hablamos de consumo, por año se venden 16,5 millones de hectolitros al año, que permiten ubicar al país como uno de los que más potencial de crecimiento tiene. Con un consumo per cápita de 41 litros al año. “Comparado con otros países de la región donde el consumo per cápita es de 60 litros, Argentina tiene mucho potencial y el objetivo es seguir generando nuevas ocasiones de consumo responsable, para disfrutar de esta bebida, realizada con ingredientes naturales y de bajo contenido alcohólico” comentó Alejandro Berlingeri, Director Ejecutivo de Cerveceros Argentinos.
Los ingredientes naturales se cosechan todos en suelo argentino, por ejemplo, la cebada se siembra principalmente en la provincia de Buenos Aires y el lúpulo en Río Negro. Al año, se producen 4.5 millones de toneladas de cebada, 840.000 toneladas de malta y 300 toneladas de lúpulo. Como dato destacable, la Argentina es uno de los pocos países que producen su propio lúpulo en el mundo.
“Después de trabajar, en una reunión con amigos o en un asado familiar la cerveza es una innegable parte de nuestra vida y lo seguirá siendo”, afirmó Berlingeri.
Hoy, tanto en territorio porteño como en gran parte del países hay un renovado interés en la cerveza artesanal, pero no sólo en el consumo, sino en su producción: cada vez más emprendedores se lanzan a crear una de las bebidas más consumidas en Argentina.