BUENOS AIRES (Redacción) – ¿Alguien puede adivinar qué barrio porteño es el más pobre? Bueno, uno del sur, seguro. Villa Soldati, el elegido, no logra solucionar entre tantas emergencias locales ninguna de sus críticas miserias.
Durante las lluvias más complicadas que tuvo el barrio, decenas de casas quedaron bajo el agua. Acceder a un centro de salud es una odisea más aún si Villa Lugano, su barrio aledaño, nunca logró beneficiarse con la llegada del Hospital de Agudos que apenas terminó en una «salita».
Cristian, de 17 años, murió no hace mucho tiempo atrás al caer junto a dos amigos desde un sexto piso del Complejo Habitacional Soldati luego que una baranda de contención cediera ante el peso de los tres adolescentes. Parecía un accidente, claro, pero no lo es: por el contrario, los vecinos sabían muy bien que una tragedia como esta era posible. El Gobierno de la Ciudad también.
El Complejo Habitacional Soldati depende para su mantenimiento del Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC) y del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA). En 2001 se dictó la ley 623, que obliga al Ejecutivo porteño a resolver las fallas estructurales y vicios de construcción de estas viviendas sociales.
Ocho años después, ante la falta de accionar por parte de las autoridades porteñas sobre el complejo, los vecinos impulsaron una demanda para el cumplimiento efectivo de la ley. Sin embargo, nunca se ejecutaron los fallos[1] de primera instancia (2011) y de la Cámara en lo Contencioso Administrativo (2014) donde se intimó al GCBA y al IVC a llevar un plan de trabajo para revertir el estado crítico del complejo.
Hoy, nada mejoró pese a las reiteradas tragedias ni el «intento» del Gobierno porteño de revalorizar la zona sur: no hay seguridad, no hay mantenimiento, poca presencia policial, nula inversión en mejoramiento de la zona, mucha inseguridad, poca educación, poca vivienda.
El listado podría extenderse aún más, y la desidia seguirá siendo el denominador común de un discurso que augura notables beneficios pero cuyo relato choca con el olvido del sur porteño.
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