BUENOS AIRES (Redacción) – Está claro que el Gobierno porteño puso especial énfasis en lograr que la gente descarte el auto y se movilice fronteras adentro de la Ciudad en transporte público o bicicleta. Pero no es sólo una cuestión de cuidado ambiental: detrás hay un marcado interés en lograr que casi todos deban pagar por estacionar su auto.
Por eso, desde 2019 la Ciudad pasará de 4 mil a 85 mil espacios tarifado al tiempo que se reducirán miles de metros cuadrados de espacio verde a causa de la construcción de nuevas playas de acarreo en los barrios de Chacarita y en Colegiales.
Al mismo tiempo que avanza esto, hay que recordar que desde hace casi 20 años que el contrato de concesión del acarreo de autos y el estacionamiento medido está vencido y prorrogado de forma reiterada pese a que la ley obliga al Estado porteño a asumir el servicio. En paralelo, llama mucho la atención que las empresas recolectoras de vehículos como STO (Dakota) y SEC (BRD Sacifi) entre las dos facturan casi 20 millones de pesos más lo que se recauda por hora de cada parquímetro.
Pese a las tremendas ganancias, le pagan un canon de 100 mil pesos al gobierno porteño en un escenario insólito: la Ciudad nunca aumentó el costo del cannon cuando el acarreo se incrementó en un 500 por ciento. Es decir, las empresas increíblemente se llevan una fortuna de dinero mensual a cambio de un canon irrisorio en relación a lo que facturan. Y para entenderlo, nada mejor que esta simple cuenta:
Según el Observatorio del Derecho a la Ciudad, se realizan entre 10 y 14 mil acarreos mensuales por empresa. Las grúas levantan hasta 550 autos por día y en menos de 9 horas las dos empresas recuperan el costo del canon que le abonan a la Ciudad. Una ecuación evidentemente desigual que para el año próximo, según Rodríguez Larreta, se buscará un nuevo sistema de estacionamiento ordenado y acarreo, algo que no ocurre desde hace años.
Pese a este sospechoso, deficiente y millonario servicio, desde 2019 habrá una cobertura total del acarreo en toda la ciudad dividida en cinco zonas en las que operarán los distintos concesionarios. Las playas de acarreo estarán localizadas en cada una de las cinco zonas con un estacionamiento tarifado de 8 a 20 los días hábiles y de 8 a 13 los sábados.
Esto expanderá las consecuencias porque, por ejemplo, si bien existirán tarifas denominadas Simples, Progresivas y de Residentes, habrá un caos para poder encontrar lugar y estacionar, incluso o peor aún para quien quiera estacionar dentro de los 220 metros de su domicilio, ya que todos querrán ocupar los espacios.
Dicho todo esto, todo está mal: los parquímetros funcionan deficientemente, las gruas de acarreo rompen todos los autos, el seguro no lo cubre y la Ciudad se hace cargo pero un año después, las multas son carísimas aún cuando el acarreo es sospechoso. Y al mismo tiempo el parque automotor no para de crecer, con lo cual todo será para peor y más caro.
En definitiva, una implementación por parte de las autoridades que debe ser erradicada para siempre, crear un nuevo sistema, más justo y menos castigador, no cobrarle a todos por igual, y contemplar el escenario local.