BUENOS AIRES (La Gaceta) – “Personas que están cómodas, pero que no están bien. Perturbadores sistémicos que mueven el ambiente en el que se manejan. Unos insatisfechos de su realidad”. Es de esta manera como Israel Cinman, economista especializado en liderazgo profesional, define a los emprendedores.
La actividad emprendedora conlleva una alta dosis de frustraciones, y una sensación de satisfacción cuando una idea prospera, crece y madura. Y eso ocurre cuando esa misma idea se transforma en un negocio rentable. Por ello, suele asociarse a los emprendedores con el mundo empresarial, entendiéndolos como aquellas personas que tienen un proyecto, lo potencian y lo desarrollan con fines de lucro. No obstante -advierte el economista oriundo de Santiago del Estero-, no cualquier empresario es emprendedor. “El primero es un sustantivo, mientras que el segundo es un adjetivo”, compara.
De acuerdo con su explicación, muchas personas heredaron sus empresas y se dedican a sostener algo que ya existía con anterioridad. “La narrativa del mundo actual es buscar emprendedores empresarios: personas que funden sus propios negocios”, predica Cinman. Y es allí donde las características diferenciadoras de la cultura del emprendedurismo entran en juego: innovación, velocidad de cambio, vocación de logro, insatisfacción y resiliencia (ver receta en esta edición).
El especialista, que se formó profesionalmente en Israel y hoy reside en Córdoba, considera al tradicional sánguche de milanesa tucumano como un estandarte del emprendedurismo local. “Creo firmemente en los emprendimientos desde la base de la gente. Se trata de hacer con lo que hay, no de esperar a tener para hacer”, sostiene.
Cinman destaca que gran parte de los emprendedores no se encuentran dentro del denominado ecosistema emprendedor (aquellos entornos que ofrecen capacitación continua y apoyo a proyectos del área, como ser entidades académicas y financieras). “Están accionando permanentemente, por lo que no poseen tiempo para estar en esos escenarios”, acota.
Sin embargo, subraya que esa situación puede constituir una ventaja para el emprendedor, que termina actuando de forma “intuitiva, instintiva y salvaje”, en el ambiente del mercado. De todos modos, insiste en que la capacitación podría ser una herramienta estratégica.
Asimismo, el experto se refiere a la creación de puestos de trabajo como uno de los grandes desafíos de los emprendedores de todo el mundo. “Es importante que sean capaces de luchar contra el flagelo de la caída del empleo. Su éxito radica en ese punto clave”, expone.
Para resumir la esencia del emprendedor, Cinman concluye: “las personas que han hecho grandes transformaciones son aquellas que han atravesado el valle de la muerte, y que actuaron y emprendieron por la necesidad de salir hacia adelante”. (Por Juan Martín de Chazal)