BUENOS AIRES (Redacción) – La ansiada y demorada Ley de Emprendedores o Ley ASEA generó un gran revuelo en la comunidad hacedora de la Argentina que, tras varios años, discute la forma de facilitar la creación de empresas en el país.
Y pese a la reiterada cantidad de elogios, desde la Unión de Emprendedores de la República Argentina, Rodolfo Llanos dio si versión un poco más oscura. Y así lo analiza:
El pasado 5 de octubre quedó habilitado el proyecto de ley “de apoyo al capital emprendedor” para ser tratado en el recinto este miércoles. ¿Es éste un proyecto integral de apoyo al emprendedor?
El proyecto de ley propone la creación de sociedades de acceso simplificado (SAS), un fondo que subsidia a fondos de inversión (Fondce) y un Fondo Semilla (para emprendedores productivos) y regula las plataformas de financiamiento colectivo. Ambos fondos proveerían aportes no reembolsables, créditos blandos y otros instrumentos para impulsar la inversión y el desarrollo de los emprendimientos. En nuestra opinión, una amplia mayoría de estas herramientas no resuelven los problemas de fondo que se propone abordar.
Primero, ésta sería una ley de fondos que serviría para que grandes empresas financieras –que no quieren tomar riesgos– utilicen el dinero de todos los argentinos integrado al Fondce para comprar acciones de compañías necesitadas de financiamiento. También este proyecto de ley los eximiría de pagar impuesto a las ganancias con un tope, en razón de aportar parte de lo que deberían pagarle al fisco a fondos que puede servirles para financiar sus propias empresas controladas.
Segundo, ¿podría realmente constituirse una SAS en un día como propone el Gobierno? Los organismos públicos como IGJ, la AFIP y la Dirección de Rentas no están preparados para resolver este trámite online en 24 horas. Y si pudiese constituirse en un día, ¿sería la SAS la solución a la informalidad de la abrumadora mayoría de los emprendedores? Pues no, por varias razones. Una es que el primer paso natural sería la inscripción al monotributo. Además, es muy probable que no vehiculice inversiones ya que un inversor institucional no puede inyectar capital a una SAS; para hacerlo debe convertirla en una SA, y este trámite podría ser más engorroso que el propio inicial para tener un emprendimiento nuevo operativo en un día.
Por último, este proyecto de ley carece de un capítulo de educación emprendedora, esencial en el entramado productivo de las naciones exitosas en la promoción de sus emprendedores, donde universidades, empresas y el gobierno mancomunen esfuerzos para crear una cultura emprendedora perdurable, inclusiva y federal.
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