BUENOS AIRES – Desde que el planeta Tierra se topó con la pandemia del coronavirus, la cuarentena comenzó a ver en tiempo real cómo las redes sociales y las aplicaciones crecían a pasos agigantados. Dentro de ese universo en potencia, las relaciones y el ciberamor no quedaron relegadas, muy por el contrario.
En la mayoría de los países de todo el mundo, las estadísticas indican que desde el aislamiento forzado se registró la extensión de las conversaciones entre los usuarios; lo mismo con las videollamadas, tanto en tiempo como en cantidad. Lo mismo con el uso de redes sociales como Tinder o Badoo y similares.
Un ejemplo de ellos España, donde un estudio publicado por Smartme Analytics muestra que desde que el Gobierno declaró el estado de alarma, el uso de Tinder se incrementó en casi un 95% entre los menores de 35 años. En tanto, en Badoo la suba fue casi del 53 por ciento. Así comenzó a unirse la relación entre coronavirus, cuarentena y ciberamor.
Tal es el uso de todo lo relacionado a lo online que plataformas como Youtube o Netflix tuvieron que limitar el consumo de datos para no colapsar el sistema. Algunos psicólogos indican que el aislamiento forzado puede inducir a esto como también potenciar lo malo.
De todo esto surge una conclusión. En China, por ejemplo, cuando la cuarentena comenzó a reducirse mientras dejaban atrás el virus, se incrementó la cantidad de solicitudes de divorcio. De esta manera, se entiende que el estar obligado a permanecer recluido bajo el mismo techo solo o acompañado tiene consecuencias. Puede llevarnos a lugares donde nunca antes estuvimos, para bien, o para mal.